En Occidente, la política se ha ido reduciendo a procesos de etiquetado. Es decir, no se discurre o argumenta en torno a ideas, principios o soluciones sobre asuntos sociales, sino que sólo se restringe a rotular de manera serial. Lo que tendría sentido, sería escudriñar críticamente cualquier propuesta, medida gubernamental o iniciativa partidaria, ya que todo análisis racional es un paso hacia el dominio de cualquier tema. Pero parece esquivarse con énfasis ampuloso todo lo que pueda convertirse en debate racional y respetuoso. Se acude con premura maquinal al rótulo, que, tras cumplida su misión descalificadora, todo diálogo queda abismado. Se comprueba esto en diversos países. Si se accede a medios europeos, por caso, en cada ocasión que es mencionada la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, indefectiblemente el epíteto "ultraderecha" se hace presente. Sectores de izquierda justifican el ubicuo calificativo por tratarse de un gobierno "enemigo de los más débiles". Sin embargo, este primero de mayo la Sra. Meloni realizó anuncios que estarían instrumentando lo contrario. Presentó "el más importante recorte de impuestos de las últimas décadas", de acuerdo a sus palabras. En concreto, representa para cada contribuyente el ahorro de unos 100 euros mensuales. Una suma significativa, considerando que es lo abonado en promedio por una boleta de energía eléctrica. Por el momento, el recorte duraría 6 meses, no obstante es algo concreto en favor de cada hogar, especialmente de "los más débiles". En los hechos, es como si ya no tuviesen que pagar por la boleta de luz, beneficio que no se alcanzó generando inflación mediante emisión monetaria ni merced a intrincados procesos de inscripción. Simplemente el Estado realizó ahorros, redujo impuestos, beneficiando de tal modo a toda la sociedad en un momento en que la energía resulta onerosa en Europa, a instancias de la invasión rusa a Ucrania.


En lo que sí Giorgia Meloni y su gobierno se han declarado firmes es en el subsidio "renta ciudadana". Consiste en una asistencia en dinero, que no obstante no ha sido suspendida, sino que se aplicará con criterio selectivo. "Nosotros distinguimos entre quienes pueden trabajar y quienes no pueden hacerlo. Para quienes no pueden confirmamos, es más, aumentamos los fondos para las familias en dificultad, pero quien puede trabajar será incluido en un sistema de formación", expresó Meloni. Es decir, la asistencia de 500 euros mensuales será para quienes los necesiten y no los puedan ganar. Y para fomentar el empleo, extendieron de 12 a 24 meses la posibilidad de contratos laborales a término por parte de empresas. Opositores la acusan de provocar así el "trabajo precario"; no obstante es trabajo formal, con todos los beneficios, sólo que por un lapso temporal, el que es renovable. Giorgia Meloni, de manera acertada o no, administra políticamente. El frenesí etiquetador con que sus oponentes la impugnan, representa la antipolítica, porque su propósito sólo es desgastar y cohibir.