No es nueva la situación de extrema pobreza entre los pueblos originarios de distintos lugares del país. En especial entre la población wichis. Desde que empezó el año, ya son ocho niños salteños que fallecieron a causa de deshidratación, desnutrición y otras problemáticas asociadas a las condiciones de altísima vulnerabilidad en las que viven. Se trata de unas 50.000 personas afectadas en las provincias de Salta, Formosa y Chaco. La situación más severa, según los especialistas y los referentes locales, es la de quienes viven más aislados monte adentro, en la región del chaco salteño. Los casos de desnutrición se suman a una larga lista de niños y adultos quienes por años fueron literalmente ignorados por las autoridades de las distintas administraciones salteñas, únicos responsables de la situación que protagonizan los wichis. Nunca se hizo un plan efectivo de infraestructura y de educación para enseñar normas de higiene y alimentación a estos pueblos sumidos en la miseria. La falta de agua potable es determinante. Los tanques de agua están en malas condiciones, el saneamiento, los problemas de higiene, el estado de las estructuras de salud, de las escuelas, los caminos destruidos, la amenaza de desborde del río Pilcomayo, todo suma para el caos que se vive en la región desde hace décadas. "Se necesita un diagnóstico real para lograr cambios positivos en la población wichis", dijo la ministra, quien, como miembro del actual gobierno salteño, tiene la obligación de brindar respuestas concretas para evitar más muertes por desnutrición. A todo esto, el gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, declaró la emergencia socio-sanitaria en los departamentos de San Martín, Rivadavia y Orán, luego de las primeras seis muertes y el agravamiento de la salud de otros diez menores de edad, que permanecen en situación de riesgo. La medida tiene una vigencia de 180 días y apunta a cubrir las necesidades de alimentación, salud y agua segura para los habitantes.


Según un estudio realizado por profesionales de la Universidad de Salta, las tasas de mortalidad en menores de cinco años de la zona de Santa Victoria Este (31,94 cada 1.000 nacidos vivos) triplican las de la Nación y las de la provincia. Mientras, las muertes en menores de un año las duplican. Desde el 12 de marzo de 2018 hasta el 12 de marzo de 2019, registraron la muerte de 13 niños menores de cinco años pertenecientes a comunidades de pueblos originarios. Esta situación llamó la atención de representantes de Naciones Unidas, Unicef, OMS/OPS, Unión Europea y la Cruz Roja quienes también, en Salta, analizaron la situación con integrantes de pueblos originarios, organizaciones sociales y académicas. La comunidad wichis merece una respuesta inmediata y concreta del gobierno salteño.