El conocido actor español Antonio Banderas, nacido en Málaga y con probadas raíces ibéricas, no sería un hombre blanco para la Academia de Hollywood, según anunciaron esta semana medios de prensa estadounidenses sobre las nominaciones de las figuras que recibirán este año los premios Oscar, el mayor galardón al que pueden aspirar quienes están alcanzados por el séptimo arte. El anuncio despertó tantas críticas como análisis de estudiosos del racismo anglosajón, esta vez con una calificación absurda a un intérprete europeo y blanco sin discusión.


El caso no es aislado ya que en septiembre pasado ocurrió algo parecido con una cantante de origen latino en la entrega de los premios MTV y los organizadores debieron aclarar el origen hispano y europeo de la cantante. Muchos sociólogos observan estas subjetividades de las clasificaciones raciales y étnicas de acuerdo al lugar donde la persona se encuentre en el mundo.


Es que la raza es una construcción social que varía según dónde crece la persona y el país en que vive, dicen los especialistas, por lo que es probable que un morocho sanjuanino de pura cepa sea tildado "de color" en un medio donde los rubios son mayoría. Además el origen es un sentimiento, como lo expresa orgulloso el cantante Ricky Martin, que no es moreno pero se identifica en EEUU como persona de color por su origen portorriqueño.


En Norteamérica las etiquetas étnicas tienen, desde hace décadas, un peso político porque han sido utilizadas para luchas contra la discriminación y a favor de la identidad de diferentes comunidades. En los años 70 el censo incluyó el rótulo de "hispano" para agrupar a todos los que procedían de países hispanoparlantes. Anteriormente los mexicanos-americanos debían marcar que eran blancos aunque estaban en desacuerdo porque querían reivindicar sus orígenes y tras las protestas se cambió la clasificación a "latino", a fin de agrupar también a indígenas y brasileños.


El racismo en EEUU se registra en el censo de 1800 con tres categorías: blanco libre, otras personas libres y esclavos. El último, de 2010, distingue entre hispanos latinos o de origen español y especifica a mexicanos, portorriqueños y cubanos de un origen distinto. Entonces se pensaba que la raza era algo genético y biológico, pero ahora los estudios enfocan el tema en una construcción social como parte de la evolución de la humanidad.


La idea sería entonces que la raza dependa de la percepción que tenga cada uno de sí mismo.