En los tiempos que vivimos, los jóvenes afrontan el desafío de vivir en una sociedad en la que su inserción es dificultosa por diversos factores que han contribuido a que esta franja etaria no esté debidamente capacitada para desempeñarse en determinadas áreas, por no contar con un título universitario habilitante ni una capacitación técnica específica. Esto se observa en la recurrente oferta de trabajo de algunos sectores que no encuentran en el gran universo de los jóvenes desempleados, o que buscan trabajo, la mano de obra específica que necesitan. Hay algunas empresas, en el campo de los proveedores de servicios mineros, por ejemplo, que han tenido que recurrir al dictado de cursos de capacitación para poder contar con la mano de obra necesaria. En otros casos, y lo que es lamentable, se ha tenido que recurrir a traer técnicos o personal capacitado de otras latitudes para puestos de trabajo que se podrían haber cubierto con mano de obra local, tanto en el campo de la producción como de la industria o servicios diversos que son necesarios en la actualidad.
Más allá de las carreras tradicionales por las que muchos jóvenes se inclinan, actualmente en nuestra provincia hay una diversidad de ocupaciones que requieren de mano de obra especializada o debidamente capacitada. Esa preparación se puede obtener en escuelas técnicas de capacitación laboral, en cursos cortos, con una rápida salida laboral y que otorgan la posibilidad de cubrir necesidades básicas especialmente en la industria y la producción.
Ante esta alternativa, las autoridades vinculadas al área de Educación de la provincia deben promover entre los jóvenes que no han podido acceder a estudios superiores, la inquietud por una capacitación laboral basada en la necesidad de cubrir la creciente demanda en áreas claves de la economía sanjuanina.
Promover el emprendedurismo y otras actividades que los ayuden a abrirse caminos en la vida, también debe ser inculcado de una forma sistemática que lleve a los jóvenes a inclinarse por estas alternativas laborales, sabiendo que hay otras maneras de encarar la existencia en forma responsable. El desarrollo de la autoestima propia de los jóvenes, es un factor que puede marcar la diferencia entre quienes esperan que todo provenga del Estado, sin ningún tipo de sacrificio personal, y el que busca consolidar su vida futura en base a un trabajo digno que le proporcione los medios para su propia subsistencia y la de su familia.
Confiar en el potencial de la provincia y prepararse para contribuir con su desarrollo, es la base de la esperanza de una sociedad inclusiva de todos sus miembros, en este caso de la juventud que representa una fuerza laboral que no se puede desaprovechar.
