Europa no quiere perder tiempo en su recuperación económica por lo que apenas mejoró el panorama de los contagios de la pandemia del Covid-19 comenzaron a difundirse los planes de la región para asistir a los países miembros de la Unión Europea (UE) con cifras varias veces millonarias en euros, sólo comparable con los rescates previstos por Estados Unidos y Japón. Más allá de esta ayuda hay países como Alemania, conocido por su solidez económica, que desean acelerar aún más los tiempos, por lo que han lanzado sus propios planes de rescate demostrando una firme determinación por salir lo más pronto de esta complicada situación. Un ejemplo para muchas naciones que deberían comenzar a acelerar los tiempos respecto de la recuperación económica, sin que ello implique dejar de lado todo el esfuerzo sanitario que se está realizando para contener la propagación del Covid-19.


La asistencia financiera que ha previsto la Unión Europea, a través de la Comisión Europea consiste en un fondo, al que se lo ha denominado "de reconstrucción", de unos 750.000 millones de euros (825.000 millones de dólares) y que estará destinado para los 27 países miembros. Según los principios que promueven esta ayuda ese monto estará destinados a hacer frente a una "crisis sin precedentes" que no solo se ha cobrado casi 200.000 muertos sino que ha provocado severos daños económicos, con una contracción del 7,4% del PBI de toda la región.


El caso de Alemania merece un párrafo aparte. Tras años de prudencia fiscal considerada virtuosa, el gobierno de Angela Merkel decidió asignar millonarios recursos para sacar al país de la crisis generada por la pandemia. Se trata de un plan estímulo con el que se quiere rescatar una economía aplastada por las medidas de aislamiento, que han provocado una caída de la producción industrial del 25,3% anual y un derrumbe en el sector automotriz del 74,6 por ciento. En este caso los fondos superan los 145.000 millones de dólares que representan un 4% del PBI. Pero lo que más llama la atención de este programa es que implica dejar de lado la prudencia fiscal, algo que la misma Merkel defendía hasta ahora. Otro aspecto llamativo es el de una mayor intervención del Estado en la economía que se ha visto con el millonario rescate de Lufthansa, la mayor aerolíneas del país.


Habrá que seguir de cerca el comportamiento económico de los países de la región y de Alemania en particular para determinar si estas inyecciones de recursos logra el objetivo de reactivar sus aparatos productivos, e intentar tomarlo como ejemplo.