El pasado domingo comenzó en Roma el Sínodo de la Amazonia, una convocatoria realizada por la máxima autoridad de la Iglesia Católica, cuyo objetivo principal es encontrar nuevos caminos para la evangelización de esa región, especialmente en lo que concierne a los indígenas de la zona, muchas veces olvidados y sin una perspectiva de un futuro sereno, y también por la crisis de los bosques amazónicos, pulmón de capital importancia para nuestro planeta.


La expectativa generada por este encuentro se basa en que se trata de un gran proyecto eclesial, cívico y ecológico que busca redefinir líneas pastorales, adecuándolas a los tiempos contemporáneos. Estos lineamientos están contenidos en el documento "Instrumentum laboris" que ha sido publicado el pasado 17 de junio con algunas críticas.


La Panamazonía está formada por nueve países: Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú, Venezuela, Suriname, Guayana y Guayana Francesa. Se trata de una región que es importante por ser fuente de oxígeno para toda la tierra, donde se concentran más de un tercio de las reservas forestales primarias del mundo. Es una de las mayores reservas de biodiversidad del planeta, conteniendo el 20% del agua dulce no congelada. En el aspecto humano la población de esta área supera los 34 millones de habitantes, de los cuales más de 3 millones son indígenas y pertenecen a más de 390 etnias. Encontramos en el lugar pueblos y culturas diversos como afrodescendientes, campesinos, colonos, que viven en una relación vital con la vegetación y con las aguas de los ríos.


Si bien este sínodo está dirigido a tratar asuntos vinculados a una región específica, como es la Panamazonia, se ha aclarado oportunamente que las reflexiones y conclusiones que surjan trascenderán ese territorio ya que comprenden a toda la Iglesia y estarán referidas al futuro del planeta.


Dentro de los temas a considerar el propio papa Francisco ha priorizado el de la justicia social y el de los derechos de los pueblos originarios.


El tema ambiental que ha concitado gran interés en relación a los incendios forestales que afectan a gran parte de la Amazonia, no es un asunto que haya sido incluido como consecuencia de ese desastre ecológico, sino que el anuncio del sínodo, realizado el 15 de octubre de 2017, demuestra que ya se lo venía contemplando desde hace tiempo.


Existe en el ámbito eclesial y en otros sectores de la comunidad internacional la esperanza de que este encuentro de obispos redunde en una serie de beneficios para la región vinculados a crear mejores condiciones sociales para sus habitantes y a la preservación de los recursos naturales de esta vasta zona.