Estudios científicos señalan que la música tiene efectos positivos en el desarrollo cognitivo, creativo, intelectual y psicológico de los niños. Incluso se ha demostrado que la música estimula el hemisferio izquierdo del cerebro, que es el encargado del aprendizaje del lenguaje, los números y el uso de la lógica.
De acuerdo a estos beneficios, en nuestra provincia la enseñanza de la música tendría que estar promovida de tal forma que en ningún ámbito, ya sea el escolar, eclesiástico, vecinal, o de instituciones de bien público, dejara de fomentarse. Necesitamos que en cada uno de estos lugares, un profesor de música, un estudiante avanzado de la Escuela de Música de la UNSJ o de cualquier conservatorio, transmita a las generaciones más jóvenes el gusto por la música, mediante talleres o festivales. En cada rincón de la provincia se debería promover la formación de pequeñas orquestas similar a la, ya famosa, orquesta Escuela que depende de la Sociedad Israelita y a la que han adherido varios municipios, como el de la Capital y el de Rawson.
Para hacer posible esta tarea tanto en el ámbito oficial como particular se cuenta con los profesores o músicos necesarios que pueden desarrollar los cursos o escuelas de vocación. Por parte del Ministerio de Educación suman 427 los docentes en actividad, en tanto que en el Departamento de Música de la UNSJ hay 141 profesores. De la misma forma hay municipios como Jáchal y Pocito que tienen profesores asignados a esta tarea.
Si bien en las escuelas, primarias y secundarias, desde siempre se impartió la enseñanza de la música a través de una materia específica, se impone la necesidad de ampliar los contenidos a fin de que los alumnos no sólo asistan a la clase de música para aprender a cantar el Himno Nacional y otras canciones patrias. Se debería lograr que los chicos se entusiasmen por aprender a tocar algún instrumento, comenzando por los más básicos hasta llegar a los más complejos.
Nuestra provincia, con ámbitos como el Auditorio Juan Victoria o los teatros Sarmiento y del Bicentenario, debe aspirar a convertirse en un polo de desarrollo cultural en el que la música ocupe un lugar preponderante.
Debemos comprender que la música es un gran medio para desarrollar personas creativas, íntegras, capaces y con valores, sobre todo sensibles.
