Entre los principios establecidos para el funcionamiento del Mercosur (Mercado Común Sudamericano), este bloque económico que integran Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay fijó como prioritaria la necesidad del mantenimiento de vínculos cordiales entre los estados miembros, un aspecto que actualmente está en discusión por el conflicto entre Uruguay con los demás países, por insistir en su propósito de negociar acuerdos bilaterales con países extra-zona, especialmente Asia y Oceanía. Esta actitud ha sido objetada con dureza por países como la Argentina, proclive a una política proteccionista relacionada con los altos aranceles al ingreso de bienes y restricciones aduaneras. Esta situación se ha presentado después de que Brasil forzó la reducción parcial del arancel externo, otro punto de conflicto que merece un análisis y una resolución favorable mediante la intervención de un "amigable componedor" capaz de conciliar posiciones que permitan seguir trabajando en beneficio de la economía regional.
Con motivo de haberse recordado a comienzo del mes los 30 años del Tratado de Asunción, que marcó el inicio del funcionamiento del Mercosur, se realizaron balances de los pro y contras del bloque económico, y se puso énfasis en otro principio que mueve a esta alianza, que es la necesidad de sostener la paz, como condición para que los países logren su desarrollo e integración. En este mismo contexto se puso de manifiesto que la integración es funcional a la consolidación de la democracia republicana, al repudio a la violencia y al respeto de los derechos humanos en la región.
Si bien, entre los países del bloque hay grandes diferencias respecto de sus realidades económicas -estados como Brasil prevén para este año un nivel de crecimiento del 3,5% y una inflación anual del 7,5%; Chile tendrá una inflación del 13,3%; Uruguay, 10%; Paraguay, 8,3% y Argentina cerca del 95%- se debe aprovechar el Mercosur como ámbito ideal para debatir ideas, elaborar planes de desarrollo y trabajar en todos aquellos aspectos que contribuyan con el desarrollo económico de la región.
La situación de Uruguay debe ser analizada y lejos de una crítica despiadada, como la que se ha generado en torno a sus pretensiones, se debe intentar establecer acuerdos que fortalezcan al bloque económico.
Si bien es cierto que son innegables los logros del Mercosur en pos de sus objetivos fundacionales (ha posibilitado que la Argentina exporte 9 veces más que cuando se puso en vigencia el pacto), también deben reconocerse las dificultades que implica alcanzar propósitos de gran ambición en un escenario de disparidades.
Se puede advertir en relación a los desencuentros de los últimos años que el bloque padece una serie de dolencias, algunas coyunturales y otras estructurales, por lo que se está requiriendo un proceso de modernización que debe surgir de un diálogo constructivo de las partes.
