El mundo está viviendo la peor crisis de refugiados de la historia y la solución requiere de la cooperación internacional para contenerla porque ningún país, por poderoso que sea, puede afrontar un éxodo masivo que jamás se produjo como consecuencia de las grandes guerras o contingencias que impulsen a la gente a abandonar sus hogares. Los refugiados y migrantes se han demonizado como enemigos de la sociedad porque los acusan de llegar para ocupar puestos de trabajo, por traer inseguridad, o como amenaza a los valores de quienes los reciben.

Según Filippo Grandi, titular del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) lo grave es la tendencia política hacia la manipulación de un fenómeno con un discurso xenófobo que no tiene marcha atrás porque la migración va a seguir aunque se la amenace construyendo muros o exigiendo a esas corrientes que regresen al lugar de origen.

El funcionario de la ONU, al ser entrevistado por un diario español, reveló datos que no han tenido la trascendencia global que merecen para hacer frente a esa enorme movilización humana. Existen más de 71 millones de personas que se han visto obligadas a abandonar sus hogares por la guerra, la violencia y la pobreza, desde Siria, Bangladés, el Congo hasta Centroamérica. Nunca se vio un rechazo discriminatorio tan grande ni tampoco el cierre de fronteras a por lo menos 25 millones de refugiados.

La crisis migratoria dejó de ser un problema político principalmente europeo desde que más de 5 millones de venezolanos huyeron del colapso económico del país caribeño y cientos de miles de hondureños y salvadoreños han puesto a sus respectivos países entre los 10 primeros lugares a nivel mundial en cuanto a solicitudes de asilo. Tampoco lo puede resolver sólo un gobierno porque es mucho más complejo de lo que se supone y por ello la ACNUR apela a la cooperación internacional creando conciencia frente a un problema global.

Si bien todos los gobiernos tienen el derecho de controlar sus fronteras, no deben hacerlo violando el derecho internacional de los refugiados y se dan algunas contradicciones como las medidas adoptadas por Estados Unidos para rechazar a los migrantes, siendo la nación que más fondos aporta a las Naciones Unidas para fortalecer el sistema de asilo.

La cuestión migratoria requiere de la cooperación internacional para amortiguar la gigantesca movilidad humana por razones específicas que se engloba en un contexto más amplio. No hay otra salida que un pacto internacional para una situación tan delicada, comparable con el calentamiento del planeta.