Las negociaciones en las paritarias en el ámbito de la provincia de Buenos Aires se han convertido en una guerra sin cuartel entre la gobernadora María Eugenia Vidal y los intendentes opositores, aunque también hay algunos oficialistas que han demostrado no estar en sintonía con la mandataria bonaerense. 


Mientras Vidal sigue enfrentada con los docentes y otros sectores de la administración pública provincial por ofrecer aumentos por debajo del 18 %, hay intendentes peronistas que han llegado a acordar subas de hasta el 36% con sus empleados de planta permanente. Más allá de una justa recomposición salarial se cree que lo que se pretende es dejar mal parada a la Gobernadora y generar un clima de tensión en el resto de las áreas. Sin duda que esas subas desmedidas también inciden en la actividad privada, en relación a que muchos gremios las toman como parámetros para negociar sus respectivos ajustes salariales. 


La mesura y la cordura parecen estar ausentes en esta instancia, en que las pretensiones desmedidas conspiran con el objetivo de la actual gestión de gobierno, de contener la inflación considerada como uno de los principales males que afectan a nuestra economía.