El paro de actividades en el inicio de esta semana de los cinco gremios aeronáuticos de Aerolíneas Argentinas y Austral, no solo afectó a miles de pasajeros de vuelos de cabotaje entre ciudades del interior del país, sino que también perjudicó a los vuelos internacionales que debían llegar y salir de la argentina durante el período que duró la medida de fuerza.


La próxima semana podrían haber novedades en este mismo sentido, con otras medidas similares, lo que no puede ser tomado como una simple advertencia, sino como una amenaza de una acción que perjudica a mucha gente con consecuencias muy graves para diferentes actividades. No hay que olvidar que el transporte aéreo en la actualidad forma parte de una alternativa para trasladarse largas distancias y que es utilizado por gente que necesita hacer trámites de urgencia, tratamientos de salud y la realización de negocios de los que en muchos casos dependen numerosos puestos laborales. No contemplar estas prioridades es no tener idea de la importancia del desarrollo de la aeronavegación, algo que los dirigentes gremiales deberían contemplar especialmente.


Durante la huelga del martes último, la falta de diálogo, obstinación en el reclamo y poca capacidad de negociación, hizo que los sectores en pugna, se olvidaran de que el transporte aéreo es un servicio público que hay que prestar obligadamente más allá de negociaciones o pretensiones que puedan tener cada sector. Más allá de que la reivindicación salarial sea un reclamo justo o no, evidentemente, en esa ocasión, a nadie le interesó que más de 380 vuelos nacionales e internacionales fueran suspendidos y reprogramados, ocasionando que miles de personas tuvieran inconvenientes para llegar a sus destinos.


Los argumentos de los gremios que integran la Federación Argentina del Personal Aeronáutico (FAPA) no los exime de la responsabilidad que les compete de parar a la aerolínea de bandera de nuestro país, con un costo muy grande para el prestigio de la Argentina en el exterior.


El esfuerzo que el país está haciendo para mantener el servicio de Aerolíneas Argentinas, que no alcanza a normalizar sus cuentas, se ve malogrado por una actitud que tendría que haber guardado sensatez. Este paro como cualquier otro en nada contribuye con la solución de los problemas existentes, y por el contrario tiende a agravar la situación.