La necesidad de acercar los jóvenes a las distintas manifestaciones culturales, de manera que puedan alcanzar una formación integral, ha demostrado que es conveniente garantizarles la posibilidad de acceder a diversos eventos culturales, como también adquirir material que contribuya al desarrollo del hábito de "consumir cultura''.


Países europeos, como España e Italia, y sudamericanos, como Brasil y Uruguay, han implementado sistemas de financiamiento a estudiantes, con el objeto de que éstos puedan acceder a eventos culturales de relevancia.


A pesar del poco tiempo desde su puesta en práctica, este tipo de apoyo ya comienza a dar los primeros resultados, con estudiantes que se muestran mucho más comprometidos, ávidos de observar y aprender y especialmente con una cultura mucho más amplia.


Otorgar la posibilidad a alumnos secundarios de escuelas públicas de poder asistir periódicamente a museos, teatros, cines y centros culturales, y adquirir material de las librerías, es una forma de pensar que la educación no se enmarca solamente en el proceso de enseñanza-aprendizaje, sino que también es necesario que esté complementada con otras prácticas recreativas y de formación general.


En nuestro país, el desafío ha sido asumido por el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), que ha implementado un sistema que funciona en forma similar a las tarjetas de débito, para otorgar a los alumnos una suma fija, que podrá ser utilizada en el pago de entradas a distintos eventos culturales, o a la adquisición de diversos productos de librería o de oficina.


En un principio los beneficiados suman alrededor de 36.000 estudiantes y 48.000 docentes. Si bien estos últimos no recibirán ningún depósito en sus tarjetas, podrán acceder a numerosas ofertas que se pondrán a disposición.


Además de la recarga de 250 pesos por mes, el programa incluye entradas gratuitas a sitios culturales y otros beneficios. Se cree que todo esto funcionará como un efectivo incentivo para que los alumnos no se queden sólo con lo que aprenden en clase, sino que sumen otras experiencias de la amplia agenda cultural que se ofrece.


Dado que el sistema ya ha sido probado con buenos resultados, otras jurisdicciones del país como nuestra provincia podrían comenzar a implementarlo, con el convencimiento de que hay alumnos ávidos por poder asistir a acontecimientos culturales, a los que no concurren, en la mayoría de los casos por falta de recursos.