La aparición en nuestra provincia de Lobesia botrana, más conocida como "polilla de la vid", es una plaga de importancia cuarentenaria que por los daños que produce en los viñedos se encuentra bajo control gubernamental cubriendo todos los gastos anuales que implica el tratamiento. Pero también requiere de la voluntad de los propios interesados para colaborar con la instalación de elementos de disuasión en los viñedos, que son gratuitos.


La campaña 2019/20 contra el insecto demanda en San Juan 180 millones de pesos, un 80% más que el año pasado, para financiar las aplicaciones aéreas con insecticidas de baja toxicidad, amigables con el ambiente y feromonas que se colocan en los viñedos. Estas son hormonas sintéticas destinadas a la confusión sexual de la polilla, de manera que el insecto evita el apareamiento y de esa manera no deja descendencia.


Con esta estrategia, por aire y en los cultivos, se obtienen excelentes resultados con bajos niveles poblacionales de la plaga y se esperan ahora mejores resultados debido a que el tratamiento aéreo se extenderá a unas 20.000 hectáreas, el doble que el año pasado. En tanto la distribución de difusores de feromonas se reducirá a 7.000 hectáreas, un 30% menor que la temporada pasada, según el secretario de Agricultura de la provincia.


El tema de los difusores ha causado molestias en el organismo oficial por la indiferencia de los productores que no los retiraron de la Secretaría por no llegar hasta la ciudad, de manera que será el Gobierno el que lleve los equipos a los departamentos donde están las 2.800 hectáreas faltantes.


Las multas al productor y el llamado de atención a las cámaras del sector para que insten a sus asociados a cumplir el plan, es el camino adecuado para mantener la competitividad vitivinícola. Es vital asumir con responsabilidad el operativo fitosanitario, más todavía si el viñatero es el beneficiado directo.


La Lobesia botrana impacta en las economías regionales al provocar pérdidas en los volúmenes de producción y deteriorando la calidad de la fruta. En el caso de la vid inutiliza la uva destinada a vinificación porque la podredumbre del racimo altera organolépticamente los caldos y en la uva de mesa destinada a exportación los tratamientos cuarentenarios internacionales elevan los costos hasta hacer inviable económicamente a los mercados.


Por eso es importante interrumpir el ciclo reproductor del insecto en estos momentos, para salvar la nueva temporada diezmando la plaga.