Desde el sábado en la noche mucho se ha dicho sobre el malogrado recital del Indio Solari en Olavarría, provincia de Buenos Aires, que tuvo como saldo dos muertos y decenas de heridos. Se culpa a la descomunal cantidad de público que superó en gran medida las expectativas de los organizadores, se esperaban 150 mil personas y se reunieron más de 300 mil. A la insuficiente cantidad de efectivos de vigilancia privada y de la policía bonaerense, que alcanzaron los 1.400 y 1.100 respectivamente. También se culpa a los excesos en el consumo de estupefacientes y bebidas alcohólicas y al folclore de estos mega recitales, denominados "misas ricoteras'', en los que los desmanes y el descontrol alteran la tranquilidad de las ciudades o pueblos donde se realizan, elegidos intencionalmente para evadir controles y obtener pingües ganancias. Este combo explosivo estuvo latente los días previos, cuando se anunciaba la multitudinaria convocatoria de uno de los grupos de rock más convocante de los últimos tiempos en Argentina, y no dudó en estallar ante el indicio de que una masa semejante no podía ser controlada mediante un sistema de vigilancia insuficiente. Por todo ello es que ahora, con el saldo trágico que tuvo el megarecital deberán dar cuenta ante la justicia todos y cada uno de los que participaron directa o indirectamente de la organización; desde el Intendente municipal de Olavarría; las autoridades policiales; la productora y hasta el propio Indio Solari. 


En diciembre de 2004 tuvimos lo de Cromañón y en abril del año pasado lo del festival Time Warp de Costa Salguero, con muertes de personas, y es evidente que es poco lo que se ha aprendido. 


Se necesita mucha experiencia y logística para manejar masivas concurrencias de público, como quedó demostrado en el espectáculo final de la Fiesta Nacional del Sol, y en el caso de Olavarría o no se tuvo esa experiencia o se actuó con negligencia dejando que el desborde se produjera deliberadamente. Cualquiera de las dos posibilidades no eximen de culpas a nadie y será el Gobierno Nacional el que deberá salir a exigir que se determinen las responsabilidades, si es que no se quiere tener otro "caso Cromañón'' entre los asuntos oficiales pendientes.