Las organizaciones sindicales que integran la CGT han dado muestra, al movilizarse y anunciar futuras medidas de fuerza, que más allá de ser una auténtica expresión de los trabajadores están actuando en función de una causa ideológica, en la que la inflexibilidad es su principal característica.

Se debe tener muy en cuenta que siempre los reclamos que se efectúan al gobierno deben nacer de las entrañas del pueblo, ya que justamente el pueblo es el soberano, y no surgir de instituciones intermedias que por más que estén agrupadas en una central obrera, no alcanzan a representar a todo el colectivo de la sociedad.

A lo largo de la historia de nuestro país, hemos visto que es muy común, en política, extrapolar las fuerzas y direccionarlas hacia el sector gremial con el objeto de ganar protagonismo, como ocurre actualmente. El problema de este esquema es que estos acercamientos de las organizaciones gremiales estén orientados o tomen como referente el accionar de una corriente política vinculada, en este caso a la oposición del oficialismo.

Las consecuencias de este accionar premeditado hacen que se pierdan las posibilidades de consenso en cualquier ámbito, ya sea nacional o provincial, y que los gremios entren en la obligación de mostrarse inflexibles en esa carrera por ganar protagonismo sin importarles realmente el problema social que dio origen a la demanda.

También hemos observado en estos días, cómo entidades y movimientos sociales se han acercado a las fuerzas representadas por los trabajadores. La dinámica de presentarse con anuncios de paros o marchas debe ser muy clara y precisa, no confusa o tendenciosa.

No se debería imponer al gobierno un trazo de acción, sí políticas de resolución, ya que la mayoría absoluta no se proclama desde un gremio o representación general de los trabajadores sino desde un acuerdo democrático de participación con el gobierno mismo. El fin debería ser no es desestabilizar sino buscar el equilibrio de la balanza social.

Obviamente el paro como herramienta es un mecanismo, pero no "el mecanismo por excelencia''. No debe haber sectores de preferencia, sino un pueblo que quiere la unión y convivencia en paz con genuinas fuentes de trabajo y salarios acordes.