En el marco de la difícil situación económica y financiera por la que atraviesan la mayoría de las empresas locales, el Gobierno de San Juan, a través de la Subsecretaría de Trabajo de la provincia, pretende impulsar un nuevo sistema de control del funcionamiento de las empresas, entrometiéndose indebidamente en la intimidad de estas organizaciones. El proyecto de digitalización de libros de sueldo, para controlar aspectos vinculados a la liquidación de haberes, es una manera burda del Estado de inmiscuirse o vigilar el funcionamiento de la actividad empresarial. Representa también una avanzada en una tendencia que se viene manifestando desde hace un tiempo. Utilizando las nuevas tecnologías informáticas el Estado está avanzando en un sistema general de control de todas las actividades, perdiéndose en gran medida las libertades individuales o, como en este caso, las libertades empresariales.

Distintos sistemas de control en el área impositiva, a través de la AFIP; previsional, mediante Anses; obras sociales, licencias de conducir o la implementación de la tarjeta SUBE o los post-net para el comercio en general, han provocado que desde el Estado haya una permanente vigilancia de los ciudadanos y de las organizaciones civiles. El control es cada vez mayor y excesivo para un Estado de derecho en el que la libertad de los individuos es lo más preciado.
Se trata de metodologías vinculadas al régimen estatista que tan mal recuerdo ha dejado a la humanidad, por ejercer un absoluto control sobre todas las actividades económicas y sociales, relegando al ser humano a un lugar de muy baja consideración. 

No se puede desconocer que las empresas son entidades en las intervienen el capital y el trabajo como factores de producción de actividades industriales o mercantiles, o para la prestación de servicios en un ámbito de plena libertad. Muchas veces los trabajadores y los directivos de las empresas llegan a acuerdos internos, en distintos aspectos, para el mejor funcionamiento de las organizaciones sin que tenga que intervenir el Estado.

Algunas corrientes economicistas como la de Alice Amsden (1943-2012), se basan en la libertad que tienen las empresas de desarrollarse y diversificarse sin la intervención del Estado. Esto pone de manifiesto que no hace falta que los gobiernos se inmiscuyan en aspectos internos como el de exigir la digitalización de información propia de cada empresa que luego puede ser utilizada con fines ajenos a los previsto originalmente.