Dentro de los puntos más importantes tratados durante la VII reunión de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), además de los temas previstos por la organización del encuentro entre los que figuran el desarrollo social, la educación, el desarme nuclear, la agricultura familiar, la cultura, las finanzas, la energía y el medio ambiente, se puso especial énfasis en que en este foro internacional no se debía promover a presidentes totalitarios que han encontrado en este ámbito una cuota de legitimidad que avala sus procedimientos. La crítica estuvo dirigida directamente a los representantes de Venezuela, Nicaragua y Cuba, países que son gobernados en clara oposición a los principios básicos de la Celac, que entre otros asuntos promueve el respeto a la democracia y el veredicto popular, algo que los países mencionados no están cumpliendo de ninguna manera.
De los 33 estados presente que asistieron al encuentro y que propusieron como eje central la necesidad de avanzar en el proceso gradual de integración de la región, los mandatarios de Uruguay, Luis Lacalle Pou; el de Paraguay, Mario Benítez, y de Chile, Gabriel Boric, fueron los que advirtieron que la reunión de la Celac no podía tener el carácter de un club de amigos ideológicos y que para funcionar como corresponde debía atender los principios de esta organización que se basan en el respeto a la democracia, a las instituciones y a los derechos humanos.
La Celac fue creada en diciembre de 2011 como un mecanismo intergubernamental de diálogo y concertación política, con el compromiso de avanzar en el proceso gradual de integración de la región, entre la unidad y la diversidad política, económica, social y cultural de más de 600 millones de habitantes.
De este VII encuentro, uno de los puntos que más controversias ocasionó fue la presencia del expresidente de Bolivia, Evo Morales, quien se hizo presente para lanzar la Celac Social, una instancia en paralelo a la cumbre representada por más de 100 organizaciones sindicales y de movimientos sociales, que en lo expresado por el propio Morales tiene como principal objetivo "defender a los presidentes antiimperialistas".
La reunión más allá de alcanzar algunos acuerdos en diversos asuntos tuvo varios puntos fallidos como el de la propuesta de crear una moneda única de cambio, considerado por varios expertos como un engendro creado por Hugo Chavez y reflotado por el presidente argentino Alberto Fernández. La idea con fallidos antecedentes en varias épocas de la historia argentina actualmente no tiene el sustento necesario ya que carece de los presupuestos económicos para una integración monetaria como hizo Europa, lo que hace casi imposible que pueda implementarse.
