El gobierno de Israel reaccionó con indignación contra lo que califica de conspiración de las Naciones Unidas con complicidad estadounidense, la aprobación de la histórica resolución del Consejo de Seguridad contra la política colonialista israelí en territorios palestinos ocupados.

El pronunciamiento de la ONU es idéntico al vetado por Estados Unidos en 2011, pero ahora Barack Obama lo dejó pasar, no obstante un llamado del primer ministro Benjamín Netanyahu a Donald Trump para que pida a Obama vetara la resolución. El magnate amenazó: "las cosas van a ser diferentes tras el 20 de enero''. 

Hace un año, EEUU endureció su posición contra los asentamientos israelíes por ser una flagrante violación de la ley internacional, además de gran obstáculo para llegar a la solución con dos Estados que asegure una paz duradera. Israel repudió la medida, que calificó de vergonzosa y adelantó que no va a cumplir sus términos, a la vez de señalar que la administración Obama no sólo ha fracasado en proteger a Israel contra una conspiración en la ONU, sino que se ha confabulado con ella.

La embajadora de EEUU ante la ONU, Samantha Power, defiende la decisión señalando que la Casa Blanca ha insistido en que los asentamientos deben acabarse, y lo dijo en público y en privado durante casi cinco décadas, incluso el expresidente Ronald Reagan, que avalaron los republicanos.

Según esta posición, el problema de los asentamientos ha empeorado tanto que pone en riesgo la viabilidad de la solución de dos estados y es un elemento conflictivo para la ONU. Además, el Parlamento israelí tiene un proyecto para legalizar retroactivamente las colonias judías en Cisjordania.

Nunca la ONU había llegado a tanto para frenar a Israel como lo hizo la semana pasada con aval de Washington. No reconocerá ningún cambio en las líneas trazadas en 1967 a menos que las partes lo negocien. Y condenó todas las medidas para alterar la composición demográfica, carácter y estatus del territorio palestino ocupado, incluido Jerusalén Este, los asentamientos, la confiscación de tierras y las demoliciones de viviendas palestinas.

La solución al conflicto de Oriente Medio pasa por la creación de un Estado palestino que conviva junto a Israel, que lo rechaza de plano.