Desde hace más de 15 días arde gran parte del Amazonas brasileño y se teme que la catástrofe que afecta a la mayor selva tropical del planeta produzca consecuencias irreversibles a la biodiversidad y, lo peor, que sea un disparador del calentamiento global que sigue en aumento por las demoras en implementar las políticas ambientales acordadas en la Cumbre de París.


El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres, ha expresado su profunda preocupación por los devastadores incendios en la selva amazónica brasileña y ha hecho un llamamiento internacional para que se proteja a la mayor reserva de la biósfera del mundo. "En medio de la crisis climática global, no podemos permitirnos dañar más a una de nuestras fuentes de oxígeno y diversidad'' ha señalado el diplomático portugués.


Si bien en esta época del año suelen ser habituales los focos de incendios en el área tropical que comparten Brasil, Venezuela, Colombia, Ecuador y Bolivia, por la temporada de sequía, el problema descontrolado apunta al presidente Jair Bolsonaro por su política de deforestación para ampliar la frontera agropecuaria y la cancelación de la asistencia económica a las organizaciones ambientalistas. Además, destituyó al presidente del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) por dar a conocer "datos falsos'' a la prensa.


El Programa de Quemas de ese organismo reveló que Brasil aumentó un 83% más de incendios en esta temporada de sequía con respecto a 2018, un duro revés después de dos años de retroceso del indicador. Además informó que el origen del fuego es por la limpieza de terrenos de áreas protegidas para destinarlos al pastoreo, nuevos cultivos o abrir caminos.


El fuerte aumento de la deforestación en los últimos meses llegó a 2.254,8 kilómetros cuadrados en julio, casi el cuádruple del mismo mes del año pasado. Las cifras son coincidentes con el relevamiento satelital de la NASA en tiempo real, con las fotografías desde el espacio.


Con las luces de alarma encendidas por la ONU la cuestión del Amazonas trascienda al resto del mundo y se considera una crisis internacional con suficiente peso como para incluirla en la agenda de la reunión del G7 este fin de semana. En tanto Colombia ha propuesto a los demás países amazónicos un proyecto conjunto de prevención frente a la catástrofe ambiental y la deforestación y degradación de la zona. En este caso, además del fuego, el problema es Bolsonaro porque rechaza la internalización y la ayuda, porque viola la soberanía brasileña.