El brutal "califato'' territorial impuesto por el sangriento movimiento yihadista autodenominado Estado Islámico (ISIS), ha sido eliminado por las fuerzas militares kurdas apoyadas por los Estados Unidos, quienes anunciaron oficialmente la derrota definitiva de los insurgentes, el sábado último. Los fundamentalistas llegaron a ocupar un territorio de 88.000 kilómetros cuadrados entre Siria e Irak desde 2014, devastando ciudades y pueblos.


El ISIS sometía con dureza a las poblaciones bajo su control, combatía blancos muy determinados, confiscaba los pozos petroleros de las zonas conquistadas para financiar la "guerra santa'' con la venta clandestina del crudo y había armado una red de trasiego de reliquias históricas que vendía por todo el mundo. La excepción eran las de gran tamaño que destruía y las filmaba para mostrar por internet su poderío. El horror también lo mostraba en la red con el corte de cabezas de sus prisioneros, incluyendo periodistas.


No obstante el éxito de haber borrado el último bastión de los combatientes, el poder del grupo es fuerte en el mundo y la amenaza está lejos de desaparecer. Debe recordarse que el ISIS es una organización nacida de la insurgencia iraquí y ha perfeccionado sus métodos y poderío mediante células terroristas en varios países occidentales.


El mayor peligro lo representan los combatientes extranjeros que se sumaron a la organización en Siria e Irak y ahora regresan a sus países de origen, especialmente en Europa, donde es difícil detectarlos a todos. Ese aluvión de fanáticos se produjo cuando la organización estaba creciendo y generaba un estímulo triunfalista. Esto explica también la oleada de ataques terroristas en Occidente por individuos llamados lobos solitarios, entrenados por el califato para perpetuar el combate contra los pueblos "infieles''.


Por ello el terrorismo islámico está muy lejos de erradicarse y puede seguir sumando víctimas a las 10.591 muertos en 37 países por los ataques yihadistas en 2018. En su informe de febrero sobre el problema, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, alertó sobre ocho zonas de influencia del ISIS, además de las células clandestinas que pueden causar una masacre en cualquier momento.


Hay miles de niños educados ideológicamente por el ISIS y si esos chicos no son reeducados y reintegrados a sus sociedades, pueden ser potenciales terroristas.