Si en China no existiera la censura y control de prensa, los medios hubiesen informado mucho antes sobre la existencia de una epidemia en la ciudad de Wuhan, desencadenante de una neumonía de origen desconocido, punto de partida de la pandemia de coronavirus que después tomó al mundo por sorpresa y sin ningún resguardo. Esta realidad política, propia de la mordaza que Pekín impone al periodismo, ha contribuido a expandir la enfermedad que suma más de 31.400 muertos y casi 665.000 infectados en todo el mundo. Incluso el día que China comunicó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) esta novedad, obligó a la plataforma de discusión WeChat a suprimir un gran número de palabras claves que aludían a una epidemia preocupante, según ha revelado la ONG Reporteros Sin Fronteras. A la vez, una investigación de la Universidad de Southampton, Inglaterra, revela que China podría haber reducido en un 86% el número de contagios si hubiese impuesto dos semanas antes la cuarentena del 22 de enero último.


Para los chinos ya era desbordante si se tiene en cuenta que la persona afectada por el coronavirus desconocido falleció el 17 de noviembre del año pasado. Es más, para el 20 de diciembre las autoridades ya sabían que por lo menos 60 pacientes sufrían de esta neumonía sin precedentes y recién el 1 de enero cerraron el mercado popular donde se cree se originó la contaminación masiva. Esto lo sabía la prensa pero no podía revelarlo por las faltas de garantías que en el resto del mundo tienen los periodistas para no revelar sus fuentes, lo que provocó que algunos médicos que sabían del brote epidémico no quisieran alertarlo en los medios para no exponerse a sanciones severas: desde una reprimenda oficial a penas de prisión.


RSF cita el caso del doctor Lu Xiaohong jefe de Gastroenterología del Hospital de Wuhan que el 25 de noviembre de 2019 tenía serias sospechas de que el coronavirus se transmitía entre humanos y prueba de ello fueron los médicos infectados en ese centro de salud. El profesional podría haber asumido la responsabilidad de alertar a la prensa acerca de un mal de consecuencias imprevisibles para la humanidad. Igual un grupo de médicos de Wuhan lanzó el 30 de diciembre un alerta sobre un "coronavirus similar al SARS'', y ocho de ellos fueron detenidos por difundir "falsos rumores".


Se confirma, una vez más, porque China se sitúa en el puesto 177 de 180 países en la clasificación mundial de respeto por la libertad de prensa.