Mediante sofisticados sistemas de observaciones satelitales se ha podido confirmar que durante el período de cuarentena dispuesto por la pandemia del Covid-19, que lleva más de cuatro meses, no han cesado los trabajos de desmontes de los bosques autóctonos que se realizan desde hace años en provincias del Norte del país, con el propósito de ampliar la zona de producción ganadera y de soja transgénica.


El problema radica en que esos desmontes son causales de inundaciones de grandes extensiones y provocan el desalojo de comunidades de campesinos e indígenas y la desaparición de especies animales que ven arrasado su hábitat o que no pueden sobrevivir ante el incontenible avance del agua de los ríos que se desbordan ante la erosión del suelo. Otro de los efectos es el de la emigración de animales salvajes que toman contacto con los humanos transmitiéndoles virus, bacterias y otros microorganismos a los que, generalmente, las personas no habían estado expuestas. El resultado es un incremento de las llamadas enfermedades zoonóticas, como se cree que ocurrió con el coronavirus que provoca el Covid-19.


Conforme a las observaciones de varios grupos de ambientalistas se calcula que en estos más de 120 días se han desmontado alrededor de 21.000 hectáreas que abarcan sectores de las provincias de Salta, Chaco, Santiago del Estero y Formosa. El área arrasada corresponde al 80% de toda la deforestación que se practica en el país, por lo que se trata de un avasallamiento de mucha gravedad, imposible de revertir, ya que llevaría varias décadas posibilitar que nuevos árboles crezcan y se desarrollen en ese mismo espacio.


Además de la emergencia sanitaria que rige en todo el mundo a consecuencia de la pandemia por el Covid-19, también hay una emergencia forestal y climática motivada por el cambio climático que está experimentando el planeta y que exige el mayor respeto y esfuerzo por proteger los bosques autóctonos entre otros factores ambientales que es necesario reivindicar para evitar que fenómenos como el calentamiento global continúe deteriorando las condiciones de habitabilidad de la Tierra.


Ante la gravedad de la situación y el avance del deterioro ambiental, las autoridades de las provincias norteñas afectadas deberán actuar a la mayor brevedad propiciando medidas conducentes a evitar que se siga con estas prácticas. La "deforestación cero" en todo el país es un objetivo que se está impulsando desde varios sectores, especialmente por parte de las agrupaciones ambientalistas, que ven cómo en Argentina se sigue con el avasallamiento de grandes extensiones de bosques autóctonos en un marco de impunidad que preocupa.