El juez federal Ariel Lijo ha quedado a cargo de la denuncia del fallecido fiscal Alberto Nisman contra la expresidente Cristina Fernández de Kirchner y otros funcionarios de su gobierno, por el presunto encubrimiento en el atentado contra la Asociación de Mutuales Israelitas Argentinas (AMIA). 


Este magistrado fue quien estaba de turno en enero de 2015, cuando Nisman presentó la denuncia, pero el juez se declaró incompetente y luego, tras la feria, el caso recayó en el juzgado de Daniel Rafecas que en tiempo récord desestimó lo actuado por el fiscal fallecido, alegando la "inexistencia de delito'' no obstante el cúmulo de pruebas, lo que dejó enormes sospechas. Tras el fallo de la Cámara de Casación, la denuncia 777/2015 fue reabierta como lo esperaba no sólo un elemental proceso judicial sino el sentido común de los legos ante la insólita actuación de Rafecas. 


Reabrir la causa Nisman es un ejemplo de la valentía y el coraje con que han actuado los jueces de la Sala I de la Cámara de Casación Penal que lo ordenaron, frente a la tremenda presión de la agrupación Justicia Legítima y de otros sectores del kirchnerismo, que durante este año buscaron denodadamente 
la impunidad de su jefa.