Por segundo año consecutivo la pandemia de covid-19 no da tregua en todas las actividades del país, como consecuencia de las variantes de coronavirus, y esto implica vivir en un estado de emergencia con resguardos y cambios imprescindibles para impedir la mayor propagación de contagios. Luego de estas vacaciones atípicas por los protocolos sanitarios vienen exigencias mayores, como asegurar el desarrollo de un nuevo ciclo lectivo con presencialidad plena.


El ministro de Educación de la Nación, Jaime Perczyk, ha declarado que para el 2 de marzo venidero la totalidad de los estudiantes del país estará en las aulas, una estimación optimista basada en que más del 83% de los chicos entre 12 y 17 años tiene iniciado el esquema de vacunación y más del 64% lo ha completado, lo que estaría garantizando este pronóstico oficial.


Dos meses parecen lejanos para el retorno a las aulas previsto por el ministro, pero deben darse las condiciones sanitarias y de infraestructura para asegurar el dictado de clases, aun con las medidas de cuidado como uso de barbijo, lavado de manos, distancia social y ventilación, mientras se completa toda la vacunación. Sin embargo hay jurisdicciones como Corrientes y la Ciudad de Buenos Aires que iniciarán las clases el 14 y el 21 de febrero, respectivamente, acotando las estimaciones ministeriales.


El titular de la cartera de Educación informó al jefe de Gabinete los diferentes programas para la vuelta a clases, entre otros la construcción y refacción de edificios escolares y la conectividad para dotar de Internet a 2.500 establecimientos. Todo esto "para tener un regreso a la presencialidad continua y garantizada", según las palabras de Perczyk.


Si es así, urge hacer un replanteo de situación en virtud de que la construcción es una de las áreas industriales más castigadas por la pandemia debido a las ausencia de personal, aislado por la enfermedad, y algo parecido ocurre con la conectividad, más si debe completar trabajos de tendido de fibra óptica e instalaciones complementarias de manera de utilizar las netbook del plan Conectar Igualdad, que todavía deben comprarse y distribuir.


El presente año escolar implica un desafío para las autoridades educativas y sabemos que la burocracia estatal es compleja y tiene períodos rigurosos, como los licitatorios, que frena todas las buenas intenciones de ejecutividad política. Si es en medio de una crisis sanitaria y ambiental, peor todavía. Pero estamos a tiempo.