La etapa preeleccionaria legislativa iniciada en nuestro país con diversos actos proselitistas, debe ser aprovechada por las fuerzas políticas para contribuir con el rencauzamiento institucional, político y jurídico de la Nación, y no utilizarla con la acostumbrada falta de sensatez que tan mal le sigue haciendo a la Nación, al no reconocer errores e insistir con un modelo de postergación del que no puede salir la Argentina.

No se pretende que cada uno de los sectores haga un reconocimiento histórico de lo que puede haber hecho mal o de lo que se sigue haciendo mal, pero sí que haya un sinceramiento de aquellas acciones que han generado que el país se encuentre estancado y con pocas posibilidades de crecimiento.

Si bien, dentro de este panorama hay quienes parecen tener mayor culpa que otros, todos los actores políticos del país tienen su cuota de responsabilidad y, por lo tanto, todos deberían realizar su aporte sensato para intentar sacar a la Nación hacia adelante. 

La campaña electoral para las próximas elecciones legislativas recién comienza, por lo que se está a tiempo de estructurar los mensajes, no solo con el objeto de persuadir a las mayorías con un discurso esperanzador y optimista, sino con planteos reales que representen una auténtica contribución a solucionar los grandes problemas que tenemos los argentinos.

El acto que la expresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, encabezó el martes en la cancha de Arsenal de Sarandí, para efectivizar el lanzamiento de la agrupación política Unidad Ciudadana, es una muestra de esa falta sensatez que se traduce en un mensaje mesiánico muy alejado de la realidad, que su propia gestión se encargó de forjar. Esto no quiere decir que todos los males del país hayan sido provocados por ese sector político, pero tampoco hay que perder la memoria respecto de medidas implementadas que no fueron las más acertadas.

 

En todos los tiempos, desde que se reestableció el régimen democrático y mucho antes, los gobiernos que se han sucedido con sus poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, han evidenciado esa falta de sensatez que sería conveniente recuperar para el bien de la Nación.