Salvo algunas transgresiones que no llegaron a mayores y un accidente de tránsito de un motociclista que lamentablemente perdió su vida al colisionar con una camioneta, la pasada Navidad transcurrió dentro de un clima de paz y tranquilidad para la mayoría de los sanjuaninos. Esta primera festividad de fin de año se caracterizó por el acostumbrado movimiento previo, con mucha gente en el comercio local y en las calles, pero con un orden que puso de manifiesto el grado de madurez de una sociedad que ha entendido que se puede festejar sin caer en disturbios o situaciones incómodas que terminan siendo molestas para todos.
La Nochebuena tuvo características especiales, con muy poco uso de pirotecnia, reuniones familiares y un buen número de familias que optaron por cenar en restaurantes o comedores que ofrecieron sus servicios. Después de estas reuniones los lugares habilitados para los tradicionales bailes juveniles se vieron colmados, sin que eso provocara ningún inconveniente. El parte policial nocturno sólo dio cuenta de 41 infracciones a personas que fueron sorprendidos conduciendo con un nivel de alcohol en la sangre superior a lo permitido, sin que esta situación derivara en otras consecuencias. Durante el día de Navidad, los picnic o salidas también se desarrollaron normalmente.
Este modelo de festejo a repetirse esta noche y mañana, con motivo de la celebración del recibimiento del nuevo año, debería tener similares características ya que no tendrían que haber motivos para que este festejo sea diferente. Los sanjuaninos han entendido que uno de los bienes más preciado es la paz social y la buena conducta respecto del comportamiento de la gente en todos los ámbitos. Esto mismo quedó demostrado el lunes pasado con la llegada a San Juan de la copa del Campeonato Mundial de Fútbol, traída especialmente por el presidente de la AFA, Claudio Fabián Tapia. Lo que en un primer momento se pensaba que podía derivar en una gran e incontrolable aglomeración de personas, tanto en el Parque de Mayo como en el paraje Difunta Correa, como ocurrió en Buenos Aires la semana pasada, fue una manifestación que se desarrolló en el más completo orden, posibilitando que todo se cumpliera de acuerdo a lo previsto. Una muestra de madurez cívica que hace posible que este tipo de actos populares se desarrollen en nuestra provincia con la más absoluta normalidad y en buenos términos.
La idiosincrasia de nuestro pueblo, sumada a las normas de comportamiento que se han venido inculcando tanto dentro de la educación formal como la no formal, es lo que ha hecho posible que actualmente en la provincia se pueda organizar todo tipo de evento masivo de una forma segura y con absoluta tranquilidad. El festejo del Año Nuevo no debe ser la excepción, y dar a todas las familias la oportunidad de celebrarlo con la esperanza y la fe de que todo será mejor.
