La precarización laboral obliga a los inmigrantes a improvisar ventas y otras actividades.

Durante el período que va del 2008 al 2017, la Argentina ha estado recibiendo en promedio unos 200.000 inmigrantes por año. En lo que va de este año todo indica que la cifra se mantendrá, lo que significa que más allá de los problemas económicos que hay en el país, los inmigrantes provenientes de países limítrofes y de otros puntos de la región siguen prefiriendo como destino la Argentina.


La mayoría de los inmigrantes son de Paraguay, Bolivia y Perú, a los que se han sumado últimamente ciudadanos venezolanos que están escapando del duro régimen político gubernamental que impera en ese país. También se observa periódicamente la llegada de inmigrantes de otras partes del mundo como países africanos o de Oriente Medio, que afrontan desde problemas étnicos hasta conflictos bélicos de grandes proporciones, como el caso de Siria.


La característica principal de estos avances migratorios es que en su gran mayoría están representados por personas pobres que emigran de sus países de origen en busca de una oportunidad laboral o de mejores condiciones de vida. La condición de pobreza de esa gente y las facilidades que encuentran para ingresar al país, son los factores principales que hacen que la actual inmigración sea observada con recelos por algunos sectores sociales y políticos.


Hay quienes sostienen que no se puede seguir admitiendo el ingreso de más de 200.000 inmigrantes por año, como se está haciendo, sin ningún tipo de condicionamiento. Está comprobado que este flujo inmigratorio busca instalarse en las inmediaciones de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires o Área del Cordón Industrial del Gran Buenos Aires y que son pocos los que se dirigen hacia el interior del país en busca de instalarse en áreas ociosas de las provincias menos pobladas.


Otro problema que se consigna es la demanda de servicios y prestaciones básicas que requieren estos pobladores, especialmente en el área de Salud Pública y en el aspecto concerniente a la alimentación y educación.


La actual Tasa de desempleo que tiene la Argentina, superior al 9,1% que fue lo que midió el primer trimestre del año, plantea otro problema básico como es el de la posibilidad de ofrecer puestos de trabajo para los propios ciudadanos argentinos y para los inmigrantes que intentan insertarse en el campo laboral.


Todos estos inconvenientes deben ser motivo para promover acciones que lleven a un más estricto control de ingreso de inmigrantes al país, a fin de evitar la ilegalidad y conocer el destino que tendrá cada uno de los individuos o sus familias.


El país tiene sus fronteras abiertas a todo el que desee habitar esta tierra, pero no por ello tiene la obligación de ofrecer amparo a personas que no demuestren una conducta intachable ni que reúnan los requisitos mínimos de socialización.