En la reciente aparición del "Libro de estilo de la lengua española según la norma panhispánica", editado por la Real Academia de la Lengua Española (RAE) con las actualizaciones que responden a la evolución de nuestro lenguaje y en respuesta a las consultas de académicos y de movimientos sociales, entre otros interesados, el organismo académico guía de los hispanoparlantes ha vuelto a rechazar al polémico lenguaje inclusivo defendido principalmente por el feminismo ideológico.


De esta manera el primer capítulo observa que se considera innecesario la inclusión del doble género en el uso diario, por ejemplo decir "todos y todas" o los textos que utilizan "x", "@" o "e" en lugar del plural, es decir "todxs", "tod@s" o "todes". Estas variantes son ajenas a la morfología del español, pues el masculino gramatical ya cumple esa función como término no marcado de la posición de género.


La RAE también envía una advertencia a la militancia femenina citando particularmente al uso de la letra "e". Dice que no es esperable que la morfología del español integre la letra "e" como marca de género inclusivo, entre otras cosas, porque el cambio lingüístico, a nivel gramatical, no se produce por decisión o imposición de ningún colectivo de hablantes.


Darío Villanueva, director de la RAE, fue terminante: "El problema es confundir la gramática con el machismo". A esta confusión es propensa la vicepresidenta de la Nación desde que actúa en política y lo señala públicamente aunque la Constitución establezca el doble género en todos los cargos púbicos. Sin embargo Axel Kicillof impondrá el lenguaje feminista en la Administración bonaerense y esa tendencia se reflejará en otras áreas estatales conducidas por mujeres, en sintonía con la militancia kirchnerista en el poder.


La Academia Francesa de la Lengua, como la española y la portuguesa, se ha expedido de la misma forma y los respectivos gobiernos caso de Francia y de varias naciones latinoamericanas, han prohibido el lenguaje inclusivo en los textos oficiales. En todos los casos las autoridades han diferenciado con buen criterio el trabajo de los especialistas en mantener la pureza del idioma sin dejarse presionar por núcleos extemporáneos.


El manual de estilo de nuestro idioma se mantiene actualizado frente a la vida cotidiana, por ejemplo en la tecnología, de manera que en un glosario incluye términos como "tuit", "youtubero" o "guasap" y hace recomendaciones para escribir "pirata informático" o "jáquer" en lugar de la expresión anglosajona hacker. Es que el vocabulario responde a necesidades prácticas no a caprichos ideológicos.