La proclamación de la Independencia por el Congreso General Constituyente en San Miguel de Tucumán el 9 de julio de 1816, por parte de los representantes de las Provincias Unidas del Sud, materializó el sentimiento patriótico plasmado en el Cabildo porteño seis años antes, dando forma de gobierno y orden institucional, entre las primeras acciones para asegurar la emancipación proclamada por la Revolución de Mayo, incluyendo el plan militar urgido por el general José de San Martín para legitimar la soberanía.


Los criollos tomaron el precedente de la emancipación de las colonias americanas con la independencia de EEUU en 1776 y las ideas de libertad, igualdad ante la ley y la división de poderes surgidas en la Revolución Francesa. Sin embargo esos ejemplos no tuvieron una coherencia fundacional para alcanzar la organización nacional por los enfrentamientos entre el centralismo porteño y el interior que llevaron varias décadas para terminar con la violencia y establecer un rumbo.


A 205 años del pronunciamiento histórico, y de la nación floreciente que se situaba entre las más prósperas del mundo gracias a sus riquezas naturales y el trabajo incansable de quienes se unieron a los nativos en un desarrollo sostenido, el sentimiento del ser argentino no se sobrepone a las adversidades y como sociedad seguimos en altibajos carentes de coherencia para encarar los problemas con el esfuerzo colectivo.


El orgullo del ser nacional debe alentarnos a salir de la inmediatez para recapacitar con la visión del país que nos debemos, sin tropezar con la misma piedra cíclica, porque tenemos el potencial para superar la pobreza estructural y la marginación por falta de oportunidades que sólo da el crecimiento para una vida mejor. Pero todo logro se sustenta en el Estado de derecho con plena vigencia de las garantías constitucionales y la organización republicana de gobierno.


Por eso es importante concebir un futuro mejor con coraje de ciudadano para exigir a nuestros gobernantes la libertad que nos asegura la democracia en nuestra estructura republicana, sin exclusiones ni prebendas sectoriales ni lineamientos ajenos a nuestra idiosincrasia surgida de una herencia de libertad, independencia y dignidad. En este 9 de Julio debemos reflexionar para ser previsibles como sociedad tras objetivos claros, todos juntos para poner de pie a la Argentina convencidos de que el patriotismo no es una ideología sino un sentimiento que se lleva en el corazón.