En la ciudad Capital de San Juan hay alrededor de 1.000 contenedores, distribuidos en distintas zonas y barrios, para que los vecinos arrojen sus residuos sólidos urbanos, que periódicamente son vaciados mediante un sistema automático (Sistema Automatizado de Recolección de Residuos -SARR-) para el que se usa un camión especial con un dispositivo que permite descargar los contenedores en otros camiones de carga que llevan esa basura a la planta de tratamiento, que funciona en el departamento Rivadavia. La tarea, que por lo general se realiza en horario nocturno para no entorpecer el tránsito ni ocasionar mayores problemas a la población, implica un despliegue que hace que en pocos minutos los contenedores queden vacíos, aunque en muchas ocasiones hay residuos que quedan adheridos al contenedor provocando olores nauseabundos y la proliferación de insectos de distintas especies.
Un más estricto sistema de control, que verifique la ausencia total de residuos en los contenedores vacíos o la limpieza de los mismos mediante el sistema de hidrolavadora, podría terminar con este inconveniente que a menudo provoca la queja de los vecinos, especialmente los que se encuentran más cerca del lugar donde se ubican los contenedores.
Si bien es cierto que este sistema es uno de los mejores que se pueden utilizar, ya que prevé contenedores herméticamente cerrados, también es cierto que si no se controla qué tipo de residuos se arrojan en su interior y no se los limpia periódicamente, estos elementos pronto se comienzan a convertir en objetos muy molestos para una ciudad que pretende ser una de las más limpias del país. La contaminación ambiental es inevitable y puede llegar a malograr un sistema que es óptimo en la medida que se lo utilice correctamente.
El monitoreo del sistema de contenedores es una tarea que la Municipalidad de la Capital la hace a través de un mapa georreferenciable digitalizado, mediante el cual se puede visualizar la contenerización en los diferentes puntos de la ciudad. Con todos estos elementos no tendría que haber lugar a ningún reclamo respecto de la falta de higiene o al mal estado en que se encuentran algunos de estos depósitos, pero es evidente que en ocasiones la rapidez con que se tiene que hacer la tarea y la, cada vez mayor, cantidad de contenedores hace que se pasen por alto detalles vinculados a la higiene y conservación del ambiente, a pesar que el sistema prevé medidas de seguridad para que nada de esto ocurra. Sólo hace falta poner mayor cuidado al momento de vaciar los contenedores y evitar que en su interior quede residuos que luego entran en estado de putrefacción contaminando todo a su alrededor.
