La lucha apremiante contra el cambio climático ha dado un giro de 180 grados, ubicando a China en el liderazgo de la renovación de la matriz energética para sustituir combustibles fósiles por renovables, según el compromiso de los firmantes del Acuerdo de París de 2015.

La firme decisión de Pekín de avanzar hacia la energía limpia, contrasta con el retroceso de Estados Unidos -la otra potencia más contaminante- luego de la decisión de Donald Trump de derogar muchas políticas ambientalistas de la gestión de Barack Obama. Es más, China asume la campaña ecológica mundial y buscará hacer cumplir a Washington sus obligaciones en letra y espíritu. En el Foro de Davos, en enero último, Xi Jinping calificó el Acuerdo de París como una hazaña lograda tras gran esfuerzo y exhortó a los países firmantes a cumplirlo rigurosamente.

Por eso está predicando con el ejemplo: canceló recientemente la construcción de más de un centenar de plantas eléctricas alimentadas con carbón, para invertir 360.000 millones de dólares en proyectos de energías limpias hasta 2020, dando lugar a la creación de 13 millones de empleos.

Además, China prohibió el 26 de febrero pasado todas las compras de carbón en Corea del Norte, la exportación más importante de ese país, y ayer una flota de cargueros norcoreanos con carbón fue obligada a regresar.

Los chinos a la vez miran a la ecología como gran negocio, estimando que los sectores de energía solar y eólica podrían atraer inversiones por unos 782.000 millones de dólares hasta 2030. Por algo el Departamento Asiático del Consejo Nacional de Recursos estadounidense afirma que la energía limpia es el próximo gran mercado mundial y advirtió que Estados Unidos corre el riesgo de perder esa gran oportunidad.

Hace más de una década, China superaba a EEUU como el país más contaminante de la Tierra, pero ahora el coloso asiático encabeza la transición hacia energías limpias y está produciendo el 20% de su electricidad con recursos renovables contra el 13% estadounidense. Y la brecha aumentará mucho más si Trump cumple con sus amenazas de abandonar el acuerdo global.