Con el tiempo San Juan se ha ido perfilando como una provincia donde el arte y la cultura tienen un lugar asignado dentro de las actividades que la distinguen. La música, como expresión artística y de desarrollo cultural, se ha visto impulsada por varias iniciativas como fue la formación de la Orquesta Sinfónica de la Universidad Nacional de San Juan o la Camerata San Juan, o la construcción de importante salas como el Auditorio Juan Victoria; el Teatro del Bicentenario o el teatro de Albardón, que han contribuido para que la música adquiera el relieve necesario para ser incluida dentro de los atractivos que se pueden ofrecer a quienes nos visitan.


La música de concierto o de otros géneros identificados con nuestra cultura o idiosincrasia, como el folclore cuyano, suele ser muy apreciada por los turistas conocedores de que en esta tierra hay excelentes exponente de este género musical.


La música es el complemento ideal para acompañar una recorrida, por ejemplo, por sitios vinculados a la producción como bodegas, viñedos y otros emprendimientos agrícolas y mineros que distinguen a la provincia. También para cerrar una jornada de actividades al aire libre, acompañando una cena o participando de una noche de gala en cualquiera de las salas antes mencionadas, las que han recibido los mayores elogios por parte de los expertos. Además de estos reconocidos centros culturales, San Juan tiene una rica tradición en la formación de músicos a través de varios organismos como la Escuela de Música, la Orquesta Escuela San Juan, destinada a niños y adolescentes y conservatorios privados en los que se enseña desde guitarra hasta los instrumentos más sofisticados. Todo esto representa un semillero que de manera permanente está formando nuevos músicos, capaces de deleitar al más exigente de los públicos.


Desde hace un tiempo, en estas mismas páginas de opinión se han estado publicando notas de columnistas especializados en turismo, que han propuesto una serie de variantes para el desarrollo de la actividad. Todos ellos han coincidido en que al turismo tradicional hay que sumarle otras variantes, y la música es una de ellas. Pero no solo hay que quedarse con un buen concierto o una presentación magnífica como las que suelen ofrecerse en el Valle de la Luna o en el Cerro Alkazar, en Calingasta. La música debe ser explotada en todo sentido para desarrollar lo que se llama el turismo musical, que tampoco es algo nuevo ya que existe el antecedente de que hace algunos años ya se movilizaba gente en minibuses de provincias vecinas como Mendoza o San Luis para escuchar los conciertos de la temporada del Mozarteum en el Auditorio, algo que podría volver a promocionarse.