Una vez más la temporada de lluvia en nuestra provincia, que va desde mediados de diciembre hasta la mitad de marzo, aproximadamente, ha puesto en evidencia que es muy poco lo que se hace en materia preventiva durante el resto del año. De actuarse oportunamente se evitarían los numerosos inconvenientes que deben solucionarse de emergencia, con grandes costos tanto para la provincia como para los respectivos municipios. 

Uno de los mayores problemas que se afrontan actualmente es el mal estado de conservación de los drenajes que son imprescindible para evitar el anegamiento y las inundaciones que se producen en varias zonas de la provincia cada vez que llueve con cierta continuidad, como ha ocurrido en los últimos días. La falta de limpieza de los desagües y de las acequias, que deben canalizar el agua para que no se acumule en los sectores más bajos es una constante que recién se advierte cuando las lluvias son copiosas y comienzan a inundarse zonas habitadas. Bastan que caigan más de 15 milímetros para que comiencen a surgir los reclamos por daños provocados por la lluvia y el pedido de apoyo a los sectores oficiales que llegan incluso hasta la evacuación de los afectados.

Una oportuna intervención del área de Desarrollo Humano o de los municipios aconsejando a la población sobre medidas para estar preparados ante estas contingencias climáticas ayudaría a que las lluvias no causaran los trastornos que generalmente ocasionan. La nivelación de los terrenos, el acondicionamiento de los techos y la limpieza de los entornos para facilitar el drenaje del agua, son algunas de las recomendaciones que deberían hacerse durante todo el año.

Otro aspecto importante es el estado de rutas y caminos cada vez que llueve con cierta intensidad. Hay trabajos básicos como el mantenimiento de los pasantes y alcantarillas como también la conservación de las banquinas, de gran utilidad cada vez que el agua avanza sobre las carpetas asfálticas. Respecto de los primeros elementos mencionados, de estar en buenas condiciones evitan que el agua de lluvia o crecientes pase por arriba de los caminos cortándolos o dejándolos en muy mal estado.

Lo otro que hay que prevenir es el buen funcionamiento de servicios básicos que se ofrecen a la comunidad y que, muchas veces, se ven interrumpidos por las lluvias. Tendidos eléctricos, de gas y agua potable suelen verse afectados por las contingencias climáticas. Inspecciones periódicas durante todo el año y su debido acondicionamiento ayudaría a que el agua no sea causal de cortes que agravan la situación de la gente.