La pandemia que amenaza a la humanidad ha cambiado drásticamente el mapa político y económico del planeta, dejando atrás las disputas geopolíticas impulsadas por ideologías e intereses estratégicos que hasta hace poco se mostraban con el poderío bélico para imponer posiciones irreductibles. El coronavirus cambió ese escenario parecido al de la Guerra Fría, para buscar un entendimiento destinado a salvar vidas mediante una prevención basada en el resguardo y las medidas de asepsia de la población. Todos los gobiernos están en igual sintonía mientras estudian cómo sortear las consecuencias económicas imprevisibles de este drama global.


En este contexto toda la oposición argentina reaccionó de manera irrestricta para acompañar al Gobierno nacional, y en provincias y municipios, al operativo sanitario dejando al margen sus posiciones frente a temas muy polémicos de una agenda política complicada, pero ahora postergada sin fecha por la premisa sanitaria.


La imagen televisiva del domingo pasado con el presidente Alberto Fernández, flanqueado por el jefe del Gobierno porteño y un referente de la oposición, Horacio Rodríguez Larreta, y del gobernador bonaerense y abanderado kirchnerista, Axel Kicillof, es por demás elocuente de la coincidencia inequívoca de que no hay disenso ante una preocupación que requiere del esfuerzo de todos los sectores políticos y sociales. A esta comunión de ideas y trabajo solidario se sumó Roberto Lavagna, de Consenso Federal, apoyando las medidas de emergencia y exhortando a estar unidos y ser solidarios frente a la colaboración reclamada por las autoridades.


Los gobiernos opositores, provinciales y municipales, junto a los equipos profesionales y la dirigencia que los acompañan, ofrecieron su aporte a las medidas nacionales y se pusieron a disposición de los miembros de trabajo del presidente para luchar juntos priorizando el objetivo común. Esta coincidencia se observó también en países vecinos, como Chile y Uruguay, donde los presidentes Sebastián Piñera y Luis Lacalle Pou se mostraron juntos a opositores en los anuncios de los planes de emergencia sanitaria por el Covid-19.


La pandemia no respeta jurisdicciones ni soberanías y las consecuencias imprevisibles ya se tratan regionalmente para evitar un colapso económico, como en Norteamérica y la Unión Europea, donde las políticas sanitarias responden a cada país pero se busca alterar el sistema con programas asistenciales comunitarios. Y evitar la hecatombe económica en cierne para sostener empresas que mantienen miles de puestos de trabajo, como las aerolíneas y el turismo que en las actuales circunstancias van hacia un quebranto masivo antes de los tres meses.