El desarrollo agropecuario argentino es ponderado a nivel mundial y no se detiene, abarcando toda la oferta global de alimentos en fresco e industrializados, incluyendo los productos orgánicos o ecológicos, de alta demanda en otros mercados pero de escasa incidencia en la comercialización local. Los orgánicos, también llamados biológicos, parten de un sistema agropecuario libre de aplicación de síntesis química, respetando el ambiente, los recursos y ciclos naturales de los elementos y de los seres vivos.


Vale destacar que en la gran variedad alimentaria de la producción orgánica se encuentran los vinos, el mosto, el ajo y la miel sanjuaninos con las certificaciones de rigor. Tanto la agricultura como los procesos industriales de los orgánicos tienen reglamentaciones que exigen criterios de calidad hasta en los envases para evitar todo elemento que pueda presentar algún grado de toxicidad.


El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) es la autoridad fiscalizadora para el cumplimiento de todo el proceso productivo y comercial junto con el control de las certificadoras para garantizar la transparencia del sistema y particularmente frente a las exigencias internacionales, ya que prácticamente toda la oferta orgánica del país se destina a la exportación.


Si bien en las naciones desarrolladas aumentan cada vez más los consumidores dispuestos a pagar una diferencia por alimentos orgánicos a fin de asegurarse la autenticidad de productos naturales, en nuestro país este rubro es de apenas el 5% de la demanda. Entre varios factores está el desconocimiento de los consumidores al involucrar a todo el mercado alimentario en una imagen de origen natural y confiable por tradición.


Es así que existen tres productos orgánicos de origen animal en el consumo del mercado interno, la leche fluida, la carne ovina y la miel y menores cantidades el queso y la ricota. Al no existir una conciencia colectiva acerca de la importancia de comer y beber sano, se produce un círculo vicioso: no hay canales de distribución masivos de orgánicos porque el público no los demanda. Sólo empresas del sector tienen presencia en las góndolas para informar al consumidor sobre la importancia de la situación medioambiental y la seguridad alimentaria.


Romper ese círculo, abriendo el mercado interno de orgánicos, reclama mejorar la difusión del Programa de Desarrollo para la Producción Orgánica tanto para fomentar este tipo de producción y ampliar manera la oferta. Argentina es el segundo país exportador de orgánicos pero sin trascendencia interna.