El Banco Mundial viene alertando sobre la necesidad de prepararse para afrontar un nuevo ciclo de desaceleración económica global, en particular para atender el impacto en los sectores sociales más desprotegidos. En el último informe semestral, difundido la semana pasada, el organismo multilateral hace un llamado a los gobiernos de América latina y El Caribe para que impulsen planes de asistencia a los más necesitados.


Sostiene el ente mundial que se viven "tiempos desafiantes'' para la economía latinoamericana y por ello la urgencia de contar con políticas sociales que atemperen el impacto actual en la región, de manera que permitan sostener en el tiempo el terreno ganado durante los períodos de bonanza. Se refiere el BM a los millones de latinoamericanos que salieron de la pobreza durante la llamada "Década de oro de las materias primas'' (2003-2013).


En ese período los indicadores sociales mejoraron notoriamente, según la pobreza monetaria medida sobre la base de un ingreso de 5,50 dólares diarios que pasó del 42,2% en 2003 a 23,4% en 2014. Por ello los economistas de la entidad se preguntan qué proporción de la caída fue permanente y cuál ha sido la transitoria, es decir evaluar la crisis para medir la magnitud de la caída de pobreza y qué tan duradera será para que se implementen las políticas públicas adecuadas.


Según el informe las expectativas iniciales de crecimiento regional en 2018 no se cumplieron porque fueron de un escaso 0,7% y las proyecciones para 2019 se han deteriorado como consecuencia de la contracción de 2,5% en Argentina, la lenta recuperación de Brasil luego de la recesión de 2015 y 2016, el crecimiento anémico de México, debido a la incertidumbre política y el colapso histórico de la economía venezolana.


El escaso crecimiento económico regional está teniendo un impacto predecible en los indicadores sociales y fuera de Venezuela que es un caso insostenible, el problema más dramático ha sido el de Brasil que experimentó un aumento de la pobreza monetaria de tres puntos entre 2014 y 2017. El dato brasileño es muy relevante porque ese país tiene un tercio de la población del subcontinente.


Pocas veces el Banco Mundial pone tanto énfasis en la pobreza y el reclamo a los gobiernos para situar la problemática social como prioritaria en la agenda política y económica. Dice que los programas sociales que ayudan a absorber el impacto de las crisis económicas son comunes en los países desarrollados, pero no están lo suficientemente extendidos en América latina y El Caribe.