Desde un principio, cuando se convocó a la decimoséptima reunión del G-20, que tuvo lugar entre el martes y el miércoles últimos, en Bali, Indonesia, se supo de antemano que un tema obligado por las circunstancias era el de la guerra entre Rusia y Ucrania y sus consecuencias económicas en todo el mundo. En este marco también se abordó un tema muy sensible para la Argentina como es el de la necesidad de revisión de la política de sobrecargos del FMI que finalmente se resolvió favorablemente, reiterándose la necesidad de que los países desarrollados cumplan con sus compromisos en temas de ciencia y técnica como la conectividad digital, el cambio climático, movilizando conjuntamente 100 mil millones de dólares por año hasta 2025. El resto iba a estar dedicado a otros temas puntuales como la relación entre Washington y Pekín; la gestión de pandemias y la seguridad alimentaria. 

En relación al conflicto bélico en Ucrania y con la notable ausencia del presidente ruso Vladimir Putin, los países del G-20 concluyeron que la guerra ha exacerbado los problemas existentes de la economía global por lo que la mayoría condenaron las acciones militares de Rusia en Ucrania. En este mismo marco se dijo que el uso de armas nucleares es inaceptable, en el preciso instante en que se daba cuenta de que un misil ruso había caído sobre Polonia matando a dos personas y poniendo más tensa aún la situación que se vive en esa región. 

Siempre en relación a la guerra se acordó que la resolución pacífica de los conflictos, la gestión de las crisis, así como la diplomacia y el diálogo son vitales en estas circunstancias. 

En un plano más económico los países del G-20 destacaron la importancia del acuerdo del transporte de granos, y manifestaron su conformidad con que se logre una extensión del referido acuerdo. 

El apoyo a los países en desarrollo para que puedan responder a desafíos globales fue otro de los puntos que se comprometieron, como al de proteger la estabilidad macroeconómica y financiera, y promover la estabilidad alimentaria y financiera y apoyar la de los mercados. 

Si bien fue un encuentro que no se destacó por sus grandes conclusiones en relación a los temas abordados, el clamor de los líderes para que se termine la guerra, evitando de esta forma mayores daños a la economía mundial fue el manifiesto más contundente. La mayoría de los miembros condenaron con firmeza el conflicto en Ucrania, lo que implica que ya se está ante una situación límite de una guerra que le está haciendo mal a mucha gente.