La Autoridad de la Cuenca Matanza Riachuelo (Acumar) ha logrado poner en funcionamiento un sistema integrado de monitoreo y control ambiental que permite acceder en tiempo real a datos sobre la emisión de efluentes que están siendo volcados por las distintas industrias radicadas a lo largo de la citada cuenca. Con este recurso, al que se ha llegado con la participación de empresas privadas y de organismos de investigación se consigue, en gran medida, mantener los niveles de contaminación que se han alcanzado hasta ahora, después de un proceso de saneamiento que llevó mucho tiempo concretarlo y que ha mejorado considerablemente las condiciones ambientales de una de las cuencas más grandes del mundo. Su población es de 4,5 millones de habitantes y está ubicada a lo largo de 64 kilómetros que pasan por 14 municipios de la provincia de Buenos Aires. Hasta hace poco era una de las más contaminadas, con 44 industrias arrojando miles de litros de efluentes y toneladas de residuos por día.
Modelos como el enunciado pueden dar lugar a solucionar problemas de contaminación de todo el país, inclusive de nuestra provincia donde una mayor intervención del sector privado en aspectos vinculados a la distribución y aprovechamiento del agua sería muy conveniente para ejercer mejores controles.
La historia de contaminación del Riachuelo se origina en la primera mitad del siglo pasado con la instalación de numerosas industrias que arrojaban todos sus residuos a este cauce con salida al Río de la Plata. En la década del "90, con el inicio del auge en todo el mundo del conservacionismo ambiental se vio la necesidad de sanear esta cuenca dada la proximidad con la ciudad autónoma de Buenos Aires, una de las capitales más importantes de latinoamérica. Pese a los numerosos intentos por mejorar sus condiciones que no prosperaron en la medida de lo esperado, en 2008 la Corte Suprema de Justicia de la Nación dispuso emplazar al Estado nacional, la provincia de Buenos Aires, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y 44 empresas para una recomposición del ambiente y la creación de un fondo de financiamiento para el saneamiento y un resarcimiento económico por daños y perjuicios, en respuesta a una demanda que en 2004 había presentado un grupo de habitantes de la zona.
La solución a la que se ha llegado después de que se limpiaran más de 5.900 toneladas de residuos a través de barreras de retención de sólidos flotantes, es el Centro Integrado de Monitoreo y Control Ambiental (CIMCA) que permite el control de las emisiones de efluentes a la cuenca. El sistema es tan efectivo que a los equipos que se han puesto en funcionamiento y que pertenecen a Acumar se pretenden sumar otros tantos de las grandes empresas aportantes de vertidos para monitorear el 80% de la cuenca. Con esto se logrará controlar en forma permanente el nivel de contaminación y corregir los excesos para seguir avanzando en un saneamiento que tendría que estar cada vez más cerca de lo óptimo.
