Desde el inicio de la pandemia, en marzo del año pasado, cuando todos los niveles de educación tuvieron que optar por las clases virtuales dejando de lado el modo presencial, las universidades, consideradas como las que estaban en mejores condiciones de afrontar este desafío, dieron muestras de que no estaban tan bien preparadas respecto de una serie de factores que se debieron ir ajustando en el transcurso del año. No sólo hubo que revisar contenidos de enseñanza sino que también fue necesario solucionar problemas de conectividad y sistemas de evaluación. 

Si bien esta crisis está planteada a nivel mundial, en nuestro país y consecuentemente en nuestra provincia pudo advertirse que las universidades necesitan en forma urgente un replanteo de sus sistemas de enseñanza y de objetivos, dentro del inicio de una nueva etapa relacionada con el futuro que deberán tener estos centros de estudios superiores. 

En los últimos foros realizados por expertos en educación universitaria para tratar de establecer el perfil que tendrá la universidad en el 2030, se llegó a la conclusión de que estamos necesitando un cambio de las formas de aprendizaje de las nuevas generaciones. Esto implica que dentro de los desafíos que se deben afrontar en este nivel está el de determinar las características que integran el perfil de los estudiantes del futuro y las habilidades que tendrán que desarrollar para enfrentarse al mercado laboral de su época. 

En la actualidad se da por hecho que las universidades son indispensables para la sociedad y por lo tanto lo único que se hace son ajustes a sus contenidos y formas de enseñanza, sin llegar a profundizar los cambios que son necesarios para que la universidad cumpla con un rol más decisivo ante los problemas que se presentan habitualmente en su ámbito, aportando soluciones de base en colaboración con las autoridades de gobierno. 

Hay temáticas que la universidad deberá abordar con más decisión y nuevas técnicas. Por ejemplo a nivel global está el cambio climático, la migración masiva y la inequidad social. Mientras que a nivel local se imponen temas como el de la desertificación, la desaparición de la flora y fauna autóctona, la escasez de agua y otros temas vinculados con el ambiente y los cambios que se van a producir en los próximos años. 

Se requiere una universidad que esté más atenta a las necesidades de su entorno, sin olvidar que estamos en la era de la enseñanza global que deshecha el aula como ámbito contenedor, y que abre las posibilidades de intercambiar contenidos a nivel mundial en busca de una continua y permanente actualización de contenidos y saberes.