Por primera vez en su trayectoria, la OIT propone medidas para proteger al trabajador frente a la automatización que próximamente puede terminar con la fuerza laboral.

Las nuevas tecnologías, como la robótica o la inteligencia artificial, podrían eliminar, en menos tiempo de lo que se presume, millones de puestos de trabajo en el mundo si los gobiernos y las organizaciones civiles de la población económicamente activa no adoptan medidas concretas ante una amenaza real en cierne. Y no sólo afectará al mundo desarrollado.

 

La advertencia, que no es una simple presunción de corte cinematográfico, la acaba de lanzar la Organización Internacional del Trabajo, OIT, para sorpresa de funcionarios gubernamentales, empresarios y sindicalistas en la convocatoria anual realizada en Ginebra la semana pasada. No son teorías del organismo sino los resultados de un estudio sobre la evolución de la capacidad creadora del hombre por cambios históricos como los ocurridos en la revolución industrial del siglo XIX por la mecanización de las tareas manuales.

El documento de la OIT fue presentado no como un catalizador sólo para la reflexión sino para la acción por parte de quienes toman decisiones en la marcha de la economía. Es que las investigaciones predicen que hasta dos tercios de los puestos de trabajo en el mundo actual podrían quedar total o parcialmente cubiertos por la automatización en pocas décadas, a medida que progresa el desarrollo de los robots y las máquinas puedan ser capaces de aprender por sí solas el trabajo que deben realizar.

Es que con el avance de la inteligencia artificial, empleos que hasta ahora se creían posibles en manos del hombre, ya se están preparando para las máquinas, por lo que la OIT reclama que esa tecnología esté siempre bajo el control humano. Es que la tecnología avanza más rápido que las políticas para crear soluciones socialmente positivas, de manera que las decisiones definitivas que afecten al trabajo sean tomadas por los seres humanos y no por algoritmos.

Pero como viene ocurriendo en el transcurso de la evolución de la humanidad, surge ahora lo que se denomina la "ecologización" de las economías para hacer frente a la lucha contra el cambio climático. Se estima que la implementación de los cambios para la generación de energía sustentable dará lugar a 24 millones de puestos de trabajo, suficientes para compensar los 6 millones que podrían perderse con la adopción de economías libres de emisiones de carbono.

La cuestión es adoptar medidas para no dejarse sorprender por este nuevo fenómeno de discriminación laboral planteado por la robotización impulsada por la inteligencia artificial.