En esta era de las comunicaciones, el mundo está informado al instante y el receptor de las noticias tiene opciones para conocer si la especie responde a una realidad palpable o tiene una intencionalidad que contiene intereses subalternos. Esto ocurre a diario con las noticias y las investigaciones periodísticas, y muchas situaciones que salen a la luz provocan las reacciones de los gobiernos democráticos sean de izquierda o de derecha. Los regímenes absolutistas, directamente aplican censuras o hacen desaparecer a los medios que no son consecuentes con la verdad oficial.

Esto no es ninguna novedad, pero si sorprende que en los Estados Unidos avance la relación conflictiva del presidente Donald Trump con la prensa independiente, una tensión que viene desde los tiempos de campaña del magnate republicano. Más grave todavía si la Casa Blanca deja trascender amenazas de cancelar licencias de transmisión que obligarían a cerrar prestigiosas cadenas televisivas, la represalia por las intimidades difundidas del caprichoso manejo del poder que hace Trump. La furiosa reacción del presidente contra la NBC por informar un eventual aumento del arsenal nuclear pedido por el mandatario en una reunión el con mandos del Pentágono, que él niega rotundamente, declaró el choque.

Como es habitual en estos tiempos, las redes sociales son utilizadas por los gobernantes que tratan de callar las voces discordantes y Trump es adicto a las réplicas cargadas de intolerancia en una nación que hizo gala de la prensa independiente como garante de la democracia. Lo de Donald Trump es propio de quien impuso en su vida su voluntad, pero ahora está sujeto a las reglas de juego del estado de derecho. Las poderosas cadenas NBS y CNN pueden tener aciertos o falencias pero debe recordarse el papel de los medios norteamericanos hasta llegar cambiar la historia política del país. El escándalo Watergate, que reveló el diario The Washington Post, terminó con la renuncia del presidente Richard Nixon -republicano como Trump-, que intentó sin éxito castigar administrativamente al medio y perseguir al periodismo que lo investigó. Por eso la transparencia en los actos de gobierno es el mejor resguardo para quien ejerce el poder frente a la ciudadanía que lo votó.