Al igual que todo el sistema educativo provincial, tras la declaración de la pandemia del Covid-19, las universidades locales iniciaron una etapa en la que profesores y alumnos, en forma virtual, están tratando de alcanzar los objetivos académicos de este año. Pero esta etapa también ha servido para demostrar que no todo se puede alcanzar mediante la virtualidad, por diversos problemas tecnológicos que persisten, y que hacen necesario que las universidades reinicien su ciclo académico dentro de la normalidad lo más pronto posible. Con ello se logrará equiparar el rendimiento educativo entre estudiantes que disponen de todos los medios para una educación a distancia y aquellos que, por distintas circunstancias, no tienen equipamiento ni conectividad.


Si bien las autoridades de la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ) como de la Universidad Católica de Cuyo (UCC) sostienen que la pandemia les ha dado la posibilidad de demostrar hasta qué punto esas casas de estudio están en condiciones de impartir carreras universitarias a distancia, señalaron que la situación planteada generó mucha tensión ante la necesidad de no tener que interrumpir las clases una vez iniciadas.


Desde la Nación, el ministro Nicolás Trotta acordó con el Ministerio de Educación de la provincia que las clases de nivel primario y secundario se reinicien en la primera semana de agosto, con 15 alumnos por aula para poder conservar la distancia social obligatoria. Esta decisión debería ser replicada por las universidades tomando los mismo recaudos, sin dejar pasar más tiempo para la normalización en este ámbito. Para esta nueva etapa también se tendrá que tener en cuenta métodos de nivelación de contenidos, para que los estudiantes puedan llegar a las mesas de examen en igualdad de condiciones y en el caso de la UCC -que es una universidad arancelada- prever alguna línea de financiación para que los estudiantes morosos puedan ponerse al día sin perder la posibilidad de rendir materias y avanzar en la prosecución de la carrera. El objetivo principal es darle continuidad al ciclo lectivo, evitando que los estudiantes pierdan el año y, lo que es más grave, que terminen abandonando sus carreras, dentro de una tendencia que en Latinoamérica se está consolidando cada vez más.


Las cúpulas universitarias deben dejar de lado sus discusiones internas para enfocarse un poco más en la necesidad de sus estudiantes. Optimizar la enseñanza virtual sin descuidar el contacto alumno-profesor debe ser una de las prioridades a fin de lograr que la formación universitaria alcance un mayor relieve dentro del aporte que esta institución debe hacer a la sociedad y al país.