Disponer de vacunas contra el Covid-19 como un "bien público global" fue un tema planteado por numerosos gobiernos en la 73ª Asamblea Mundial de la Salud, celebrada en mayo del año pasado, cuando varios laboratorios internacionales estaban en marcha para desarrollar la inmunización frente a la pandemia de coronavirus. Aquel encuentro virtual consideró varias estrategias ante la crisis sanitaria, pero el documento final eludió la definición legal de bien público que tiene dos características principales: "no excluible" y "no rival".

Si bien más de 100 Estados miembros coincidieron en la OMS de globalizar el acceso equitativo a los productos que se dispongan en el marco de la Cobertura Universal de Salud, ciertas naciones desarrolladas eludieron el tema de lo que pudo ser una oportunidad histórica para intensificar la investigación y reducir las desigualdades en el acceso a tratamientos y a la atención médica, como señaló el secretario general de la ONU, Antonio Guterres.

A 7 meses de dicha Asamblea las vacunas están disponibles y se siguen considerando como bienes privados con la correspondiente protección de la propiedad intelectual, con un valor de referencia de 10 dólares por unidad, con las variantes del mercado para compras al por mayor y los compromisos que pudieran existir, además del factor político. No hay producción generalizada a nivel descentralizado como podría suponer el bien común y está lejos de cubrir la demanda mundial por razones de industrialización ya que no se puede satisfacer la demanda, aun mediante convenios.

El problema se expuso el jueves pasado ante el Foro Económico Mundial de Davos, también virtual, donde el presidente argentino Alberto Fernández y la canciller alemana Angela Merkel abogaron para que las vacunas contra el Covid-19 sean declaradas como "un bien público global" a fin de atender las desigualdades planteadas por la crisis sanitaria. Para el mandatario "la pandemia fue capaz de demoler estructuras económicas y dejar al descubierto la desigualdad que se vive. Lo que está pasando con las vacunas es una prueba de eso", expresó, a la vez de proponer la cooperación entre sectores público y privado.

La provisión de vacuna es otro frente de lucha contra el coronavirus y lo sufre nuestro país. Con el tercer lote de la Sputnik V Argentina ha recibido 820.000 dosis de las 19,4 millones que el laboratorio ruso Gamaleya se comprometió a entregarle hasta fines de febrero. En un acuerdo global esto no ocurriría.