Si bien todo hacía suponer que las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) e internet provocarían un rotundo cambio en el hábito de leer, presagiándose, por ejemplo, la muerte del libro impreso, es un hecho que ninguno de esos pronósticos se está cumpliendo hasta ahora. La información disponible sobre la venta de libros electrónicos indica que este formato, a 22 años del nuevo siglo, todavía está muy lejos de superar el volumen de mercado de los libros impresos. Hay otro dato que marca esta tendencia, y es la reducción en estos últimos años, en países como el Reino Unido o Estados Unidos, de publicaciones electrónicas. La gente sigue prefiriendo el formato impreso para leer en profundidad. 

Estudios Internacionales sobre la Lectura Académica indicaron que el papel sigue siendo el medio preferido por el 78% de los más de 10.000 estudiantes universitarios encuestados en 21 países. Investigaciones científicas vinculadas al funcionamiento del intelecto han determinado que la lectura en medios impresos activa zonas del cerebro que contribuyen a la memoria y a algunas habilidades como la de aprender a aprender, que es fundamental en el proceso de enseñanza y aprendizaje y en la internalización de contenidos. 

El informe PISA de 2015, de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) señala que en cuanto más se utilizan las computadoras o los teléfonos inteligentes peor es el aprendizaje. Solo un uso moderado de esta tecnología favorece la adquisición de conocimientos y desarrollo de competencias. 

También se ha comprobado que algo que se suponía que sucedería rápidamente, como que los medios digitales cambiarían nuestra forma de leer, no ha ocurrido en forma absoluta. Especialistas en el tema señalan que esto es así porque las pantallas e internet alejan de la actitud pausada y reflexiva que es la que permite comprender textos en profundidad. 

Hay estudios que revelan que la lectura en pantalla dificulta la comprensión y el recuerdo de la información. En este mismo sentido se ha llegado a la conclusión que con la lectura en papel de un texto se obtienen mejores resultados de comprensión que si se lee el mismo contenido en formato digital. 

Con todos estos antecedente cabe preguntarse cuál será el destino intelectual de la humanidad, ya que es un hecho de que se quiere promover la lectura digital, cuando hay marcadas pruebas de que para que el intelecto internalice conocimientos en profundidad, son más convenientes los medios impresos. Esto se debe tener en cuenta en la escuela en todos los niveles y en la universidad.