El coronavirus SARS-CoV-2 ha puesto en jaque a la ciencia médica mundial en la búsqueda de una vacuna para combatir el Covid-19 y centenares de laboratorios prometen tenerla para los próximos meses, o dentro de un año. Los trabajos más avanzados despiertan gran expectativa en la población global cuyo único resguardo frente a la pandemia es el aislamiento social. Sin embargo tal avidez puede ser relativa para contener la enfermedad por el accionar malicioso de los movimientos antivacunas.


Por ello ha surgido el interrogante médico de qué pasará con el brote, si mucha gente no se inocula por el escepticismo que públicamente manifiestan personajes famosos dentro de esa corriente, o la desinformación que circula por las redes sociales más la politización de las medidas sanitarias en varios países. La desinformación organizada pone en peligro la credibilidad de la vacunación exponiendo a millones de personas al virus descontrolado por seguir a las "fake news" y las teorías conspirativas sobre el coronavirus. Sólo en EEUU el 30% de la población es antivacuna.


Este rechazo puede sustentarse en cuestiones religiosas, ignorancia u otras creencias, pero en naciones desarrolladas las posiciones responden a intereses sectoriales caso de la comercialización de medicina alternativa y pleitos a las farmacéuticas multinacionales, más una connotación política: la desconfianza frente al sistema sanitario. Nunca reconocen que las vacunas son el recurso sanitario más importante después del saneamiento del agua y la nutrición básica, como lo comprueban los tres millones de recién nacidos y chicos que se salvan cada año de una muerte segura gracias a los programas vacunatorios.


Por eso es necesaria una campaña de esclarecimiento ante la espera de una vacuna para el Covid-19 de manera que la población conozca que al aprobarse la aplicación está garantizada por todos los comités científicos y sanitarios nacionales e internacionales, con la misma seguridad de los calendarios vigentes en diferentes naciones incluyendo las últimas vacunas como la del virus del papiloma humano. De igual forma será imprescindible que los médicos y personal sanitario informen a la población acerca de la importancia de la vacuna para la pandemia actual.


La experiencia nos señala que la circulación viral está presente y enfermedades que parecían desaparecidas como la polio o el sarampión reaparecen cuando no se vacuna. Sigamos el ejemplo de la antigripal cuya efectividad se renueva cada año gracias a la impecable labor científica, a pesar de los escépticos.