Empresarios del sector petrolero y actividades afines no tienen ninguna duda de que el yacimiento Vaca Muerta, en la provincia de Neuquén, es uno de los reservorio de hidrocarburos no convencionales con mayor potencialidad en todo el mundo, que necesita desarrollarse en base a una política de Estado que prevea una adecuada infraestructura e inversión tecnológica, en el marco de una estabilidad impositiva, cambiaria y regulatoria. Para alcanzar esos objetivos, que son básicos para que el yacimiento pueda ser explotado en niveles realmente competitivos en los próximos años, es prioritario que haya predictibilidad en el país, independientemente del partido que le toque estar en el gobierno.


Más allá de la infraestructura que es muy necesaria y que está en vías de ejecución, los inversores le otorgan una gran importancia a la estabilidad que se requiere en la Argentina para hacer posible un emprendimiento de estas características. Sin predictibilidad y sin estabilidad en las políticas públicas destinadas a regir los destinos del país, se hará muy difícil acercar los capitales necesarios para el desarrollo de actividades que está demandando Vaca Muerta y de la que dependen muchos proveedores.


Respecto de las obras de infraestructura, los empresarios son conscientes de que hay requerimientos básicos que se deberán cumplimentar a la brevedad para que la cuenca comience a producir en niveles óptimos. Actualmente se están extrayendo de la cuenca neuquina, entre convencional y no convencional, 230.000 barriles diarios de petróleo, producción que el próximo año se prevé incrementar para comenzar a exportar más de 67.000 barriles diarios.


El tema de las exportaciones es lo que apura a las obras de infraestructura, que no pasan solamente por tener un tren entre Bahía Blanca y Vaca Muerta o rutas en condiciones, sino que incluye otras más costosas como la planta de gas natural licuado (GNL) que posibilite su exportación tanto por el Atlántico como por el Pacífico, y los ductos necesarios para llevar la producción petrolera a destino. Cada una de estas obras, que han comenzado a ser urgentes, deberían estar listas para el invierno del 2021 ya que si bien las inversiones en Vaca Muerta son a largo plazo, ya están comenzando a dar sus frutos en lo referido a las posibilidades de exportación.


Se dice que Vaca Muerta actualmente ya no es una potencialidad, sino que se está hablando de una realidad absoluta, por ello es que es urgente que nuestro país pueda dar respuestas al pedido de garantías de estabilidad que están reclamando los sectores involucrados.