El problema no es nuevo y ante las permanentes quejas de los productores frutihortícolas y agropecuarios, referidas a los frecuentes robos que se detectan en la zona rural, el Gobierno de la provincia salió a promover una ley que intenta detectar a ladrones y reducidores de todos aquellos elementos que se roban en la zona rural de nuestra provincia, especialmente el cobre de los cables del tendido eléctrico y de otras instalaciones necesarias para hacer funcionar la maquinaria que se utiliza en las distintas actividades rurales. 


Los números son contundentes. La Policía de San Juan registró, durante todo el 2021, 475 sustracciones de materiales de las fincas, en distintos puntos de la provincia. Mientras que en los primeros 6 meses de este año, ya se llevan contabilizados 394 ilícitos, lo que hace suponer que muy pronto se estará superando el número de sustracciones del año pasado. 


La estrategia del Gobierno consiste en regular la actividad de acopio de metales no ferrosos, su adquisición, compra-venta, y transporte de estos productos, en particular el cobre. Si bien hay otros objetos que son robados en forma masiva, como la madera de los parrales, electrobombas y mangueras para el riego de cultivos, lo que más preocupa son los tendidos eléctricos y el cobre que contienen. La mayoría de los productores han confiado en que esta medida puede desalentar los robos, pero que hay que consolidarla con otras acciones que sean contundentes y que castigue severamente a los autores de los ilícitos. 


Es imprescindible que estos robos sean controlados, ya que su concreción hace que la inseguridad reine en la zona rural, además de afectar muy seriamente los niveles de producción que tiene cada finca. A consecuencia de los robos hay propiedades que no han podido realizar determinadas cosechas o que se han visto privadas en la realización de algunos trabajos básicos, lo que va a repercutir en los niveles de producción de las próximas temporadas.


Las sustracciones también están incidiendo en la imposibilidad de muchos propietarios de tomar una mayor cantidad de mano de obra para tareas específicas, ya que reponer los elementos robados les implican un gasto extra que no estaba previsto en sus presupuestos.


La inseguridad también es un aspecto muy preocupante ya que los robos traen implícito la presencia de extraños merodeando por las propiedades, lo que pone en riesgo la integridad de las familias que residen en la zona rural.