Toda nuestra actividad interior termina por ser concretada por la finalidad educativa fundada en la condición humana. Esta finalidad puede ser prediseñada desde el exterior o bien deducida del conjunto de acciones que lleva a cabo la persona. 


La intención puesta de manifiesto por quienes quieren contribuir a la educación, a su vez devela la orientación formativa del ser humano por lo que se deduce que los elementos estructurales que la sustentan forman parte de una suerte de "proyectos" trazados por quienes tienen a cargo la capacidad o el poder de poner en práctica las políticas educativas. 


Sin embargo, cada ser humano por su sola disposición, posee los elementos o la nota fundamental característica para construir su propio destino, necesarios estos, para determinar cuáles serán sus objetivos y fines que por su condición son superiores a los propuestos por el mundo exterior en el que se desarrolla su existencia. Sin lugar a dudas, estos principios le dan a cada persona la capacidad de construir su propio destino. 


En el campo de la formación del individuo cabe el interrogante de qué lugar ocupa la educación entonces en nuestros días, o más bien vale decir dónde está situada la educación hoy. Cabe reflexionar que es la responsabilidad que tiene el Estado de ser el primer ordenador encargado de establecer los rumbos de una política de convivencia social para el bien común. 


Desde los medios de comunicación siempre se trata de objetivar los hechos o fenómenos educativos que forman parte del acontecer diario, pero no por ello estos necesariamente deben asumir el cargo de perfeccionar los mismos. Si bien es cierto que la educación informal que señala el sistema al cual estos pertenecen, no puede de ninguna manera suplir los propios objetivos de la educación formal trazados por el Ministerio de Educación. 


Los destinos por los que la educación del pueblo muestra en forma patente cómo se desenvuelve frente a los acontecimientos políticos, económicos, culturales y religiosos, deben ser supervisados por el Estado Nacional, quien es el encargado de establecer los márgenes mismos de la convivencia social y no enfocar estos en la responsabilidad de cada ciudadano.