El proceso de separación de la Unión Europea (UE) iniciado por Gran Bretaña, conocido como Brexit, abre una serie de interrogantes sobre la forma en que serán tratados, de ahora en más, temas vinculados a la soberanía y dominio de ese país en distintas partes del mundo, como el caso Malvinas.

Se considera que la salida del Reino Unido de la UE lo debilita en ciertos aspectos, afectando su relación con las islas, lo que sería oportuno para que la Argentina establezca una nueva estrategia en busca de avanzar en el proceso de recuperación del archipiélago.
En este sentido Juan Tokatlian, profesor plenario de la Universidad Di Tella y experto en relaciones exteriores efectuó un análisis del tema Malvinas después del Brexit, aconsejando observar cuatro aspectos: derecho, diplomacia, divisas y defensa.

Hay que determinar en qué situación legal se encuentra la Argentina, ante el nuevo panorama de derecho internacional. Varios países como EEUU, China, Rusia y de la Unión Europea buscan reivindicar la soberanía por razones geopolíticas, económicas y jurídicas lo que podría ser mejor aprovechado por la Argentina para proponer fórmulas alternativas de negociación.

En el frente diplomático, hay algunas transformaciones favorables para nuestro país que pueden evitar que se fluctúe, una y otra vez, entre la diplomacia de la seducción y la diplomacia del enojo. Con el Brexit el Reino Unido puede llegar a sufrir un debilitamiento en su relación con Malvinas que pasa por menos fondos y menos comercio.

Si Argentina tuviera en claro que se debe negociar podría intentar asegurar que las islas no se verán afectadas.
Respecto de las divisas o recursos materiales, se debe tener en cuenta que el Reino Unido es hoy menos poderoso que en el pasado y que el Brexit puede profundizar esta situación. Sin embargo, nuestro propia situación como país impide aprovechar esta oportunidad.

Por último, es evidente que después del Brexit Gran Bretaña intentará robustecer su posición en los mares. En ese marco, es preocupante nuestra falta de una política de defensa, que nos permitiría negociar mano a mano aspectos vinculados a la soberanía.