Los datos puntuales que arrojan las estadísticas públicas son resultados de un trabajo serio de profesionales comprometidos con una función absolutamente objetiva, porque de los índices que arrojan los relevamientos dependen decisiones públicas y privadas sustentadas por una verdad prácticamente irrefutable. Por eso han sorprendido las diferentes marcaciones del índice de pobreza del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC y del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA).


Vale recordar que una de las herencias positivas dejada por el gobierno de Mauricio Macri es haber recuperado la confiabilidad del INDEC, luego de la desastrosa intervención en los últimos años del kirchnerismo para tergiversar la realidad señalando que teníamos menos pobres que Alemania, o que no se daban a conocer las cifras para no estigmatizar a los pobres, de acuerdo al relato del momento.


Las únicas referencias confiables eran entonces las aportadas por las perseguidas consultoras privadas y las reveladas por la UCA.


Por eso sorprendió que en los últimos tiempos el Observatorio haya dejado su impecable objetividad para politizar la información, más en época de campaña, y llegue a diferenciarse del INDEC de manera escandalosa. Concretamente el INDEC informó en octubre que en el primer semestre la pobreza había alcanzado al 35,4% de la población, en tanto la UCA afirmaba que en ese lapso la pobreza llegó al 40,8%, es decir equivalente a 16 millones de personas.


Agustín Salvia, director del Observatorio salió a defenderse de la enorme diferencia argumentando las metodologías distintas empleadas con respecto al INDEC, aunque no dijo nada de una proyección sobre pobreza e indigencia dada como cierta pero que recién en marzo venidero las tendrá el ente oficial. Técnicamente Salvia busca diferenciarse por los métodos empleados por uno y otro relevamiento, aunque la pobreza de los últimos años se explica básicamente por la pérdida del poder adquisitivo y no por razones estructurales, como en la década del 90, que la UCA sigue tomando en cuenta.


Pero de lo que no hay dudas es del desprestigio que le ha causado a la UCA el Observatorio conducido por Salvia quien politizó las cifras de su muestreo para favorecer al peronismo en tiempos electorales y convocó a la prensa el 5 de diciembre pasado, en el momento en que Mauricio Macri daba a conocer el balance de su gestión. Salvia reafirmó que hay 16 millones de pobres, pero luego los hizo desaparecer como por arte de magia.